Octubre llega con calabazas... y susto fiscal

agustín fernández pérez PRESIDENTE DEL REGISTRO DE ECONOMISTAS ASESORES FISCALES DEL CONSEJO GENERAL DE ECONOMISTAS DE ESPAÑA

MERCADOS

Imagen de archivo de oficinas de la Agencia Tributaria en la campaña del 2023
Imagen de archivo de oficinas de la Agencia Tributaria en la campaña del 2023 FERNANDO ALVARADO

05 oct 2025 . Actualizado a las 05:00 h.

El final de octubre es sinónimo de calabazas iluminadas, disfraces terroríficos y niños recorriendo las calles al grito de «¿susto o trato?». Halloween se ha convertido en una tradición que, año tras año, gana protagonismo en nuestro calendario. Es la excusa perfecta para decorar la casa con telarañas y esqueletos; y un motivo de diversión en fiestas y reuniones. Pero, más allá de eso, octubre también nos recuerda que no solo los fantasmas pueden darnos un buen susto: Hacienda, con sus plazos y obligaciones, también puede conseguir ponernos los pelos de punta.

Han pasado ya cinco meses desde que la mayoría de los contribuyentes presentaron su declaración del IRPF. Tras el verano y el bullicio de la campaña de renta, Hacienda comienza ahora a revisar con lupa lo declarado. Es el momento de decidir entre susto o trato: para algunos, todo quedará en un simple aviso sin consecuencias; para otros, la carta certificada o la notificación electrónica puede convertirse en el fantasma más temido del otoño.

Los autónomos son de los primeros en recibir la llamada a la puerta: la Agencia Tributaria les solicita decenas —a veces, cientos— de facturas digitalizadas para demostrar que los gastos deducidos son reales y están correlacionados con los ingresos. Un simple descuido, como una factura extraviada o incompleta, puede transformarse en un susto difícil de digerir.

Quien ha trabajado parte del año fuera de España también puede recibir una sorpresa inesperada. Si la empresa no declara como exento en su modelo de retenciones el salario correspondiente a esos trabajos, pero el empleado lo considera exento en su declaración, el cruce de datos encenderá las alarmas. En ese momento, Hacienda puede pedir desde contratos y certificados de empresa, hasta justificantes de viajes y de los trabajos efectivamente desempeñados en el extranjero. Un recordatorio de que, en ocasiones, los fantasmas más temidos no llevan sábana, sino membrete oficial.

Los propietarios que alquilan sus viviendas tampoco escapan a esta revisión. Hacienda puede llamar a su puerta para pedir los contratos de arrendamiento y los justificantes de los gastos que han deducido, tales como reparaciones, seguros, impuestos. Un contrato sin firmar correctamente o un gasto sin soporte documental puede convertirse en un verdadero sobresalto fiscal, demostrando que, en materia de alquileres, más vale tener la documentación en orden que enfrentarse a un susto inesperado de la Agencia Tributaria.

Para quien ha vendido una vivienda, la firma en la notaría no siempre es el final de la historia. Meses después, Hacienda puede reaparecer revisando el valor declarado y, si considera que el inmueble tenía un valor superior, reclamar impuestos adicionales.

Los inversores en criptomonedas reciben requerimientos para detallar todas sus operaciones: compras, ventas y beneficios. Lo que parecía un inocente paseo por el metaverso puede acabar en una pesadilla si no se posee toda la documentación.

Y es que en octubre abundan las calabazas, las telarañas… y también los requerimientos de Hacienda. Pero, con la documentación en orden y un buen asesoramiento, los sustos fiscales pueden quedarse en simples anécdotas. Como reza el dicho, «hombre prevenido vale por dos», y en materia tributaria prevenir es mejor que lamentar, de ahí la importancia de contar siempre con el respaldo de tu asesor fiscal de confianza, para que los sustos se queden en las películas de terror, no en tu buzón de Hacienda.