La compañía ha logrado algo poco común: crecer durante más de tres décadas y seguir siendo una empresa familiar, independiente y cercana
12 oct 2025 . Actualizado a las 05:00 h.Las últimas tres décadas, Altia las ha pasado acompañado a empresas y organizaciones en su transformación digital. Ahora, esta compañía familiar, formada por más de 4.000 personas, se prepara para dar un paso estratégico: renovar su marca. No se trata de un simple cambio de imagen. Es, como subrayan desde la empresa, una declaración de principios, un reflejo de sus valores y un gesto que proyecta la evolución de una firma que ha sabido crecer sin perder sus raíces. Sustentados bajo el lema «Technology for real growth», Altia lanza toda una declaración de intenciones: tecnología que impulsa crecimiento real, para clientes, profesionales y sociedad.
Este cambio responde —en buena parte— a la necesidad de reflejar la integración de las nuevas compañías adquiridas en los últimos años. El proceso ha buscado proyectar una identidad viva, moderna y compartida, capaz de atraer y retener talento en un sector competitivo. En esta fase inicial del restyling se incluyen las empresas cabecera del grupo en otros mercados: Noesis, en Portugal y ciertos mercados internacionales; y Bilbomática, en la zona norte peninsular.
La renovación llega en un momento de expansión y proyección internacional. Este año, el grupo tecnológico prevé alcanzar los 300 millones de euros en facturación y un beneficio neto de 24 millones, un 57 % más que el ejercicio anterior. La compañía mantiene la mirada puesta en superar los 330 millones en el 2026. Este crecimiento se sustenta en adquisiciones recientes, el refuerzo internacional y la consolidación de contratos con organismos europeos.
«Estamos en una fase muy especial de nuestra historia, con una identidad renovada que refleja lo que somos y lo que queremos ser», explica Constantino Fernández, presidente ejecutivo de Altia, que recuerda que la salida a Bolsa en el 2010 fue un hito decisivo que permitió a la compañía crecer y profesionalizar su estructura, combinando un crecimiento estable.
Un momento clave
Para el equipo directivo, el momento tiene una carga simbólica y estratégica. Alberto Loureiro, uno de los directores, habla también de un «momento crucial» en la historia de la compañía: «En los últimos años hemos crecido de manera exponencial y nos hemos posicionado como referentes del sector TIC en España y Europa. Cambiamos, pero permanece lo más importante: nuestros valores. Honestidad, integridad, compromiso y foco en las personas: crecer haciendo crecer».
Por su parte, Josu Urrutia, presidente de Bilbomática, resalta cómo la nueva identidad genera cohesión interna: «Nos ayuda a trabajar más conectados, a aprovechar oportunidades y a sentirnos parte de algo más grande, un solo Altia».
Entre los empleados, el eco es parecido. Diego Perdomo, gerente de proyectos, asegura que Altia sigue siendo «un segundo hogar» pese a los cambios y al crecimiento. María Casanova apunta que la nueva identidad «unifica las distintas empresas del grupo y refuerza la sensación de pertenencia».
El proceso
Para el desarrollo de este proyecto, Altia contó con el estudio de diseño Costa, que participó en entrevistas con distintos perfiles de la compañía para comprender la dimensión de la marca y traducir esos valores en una identidad visual y verbal coherente.
Mirando hacia el futuro, Altia estructura su estrategia en cuatro ejes: innovación, internacionalización, sostenibilidad y personas. Con más de 4.000 profesionales de 41 nacionalidades, un 98 % de contratos indefinidos y más de cuatro millones de euros invertidos en formación en el 2024, la compañía combina talento joven y senior, refuerza la conciliación laboral y consolida una cultura que sitúa a las personas en el centro de su estrategia. La nueva identidad se convierte así en un reflejo de su historia y de la ambición de seguir creciendo de manera ordenada, sostenible y con impacto real en sus clientes y en la sociedad.