Ciencia para valorar los ecosistemas vitícolas

MERCADOS

CESAR QUIAN

Un proyecto europeo coordinado por la Fundación Juana de Vega y en el que participa la UDC busca recuperar paisajes de viñedos de manera sostenible

12 oct 2025 . Actualizado a las 05:00 h.

Potenciar los valores de los viñedos y mejorarlos en la medida de lo posible enfrentándose a los desafíos de hoy en día: cambio climático, abandono del rural... Para ello, un total de 13 entidades, bajo la coordinación de la Fundación Juana de Vega, se han aliado dentro del proyecto Ecospherewines. Entre esas trece sociedades se encuentra el grupo Aquaterrae, que forma parte del Centro Interdisciplinar de Química y Biología de la UDC (CICA).

«Estes proxectos están enfocados a ter un partenariado dos países da rexión sudoeste de Europa, formada polo sur de Francia, España e Portugal», explica Vanessa Álvarez, del grupo Aquaterrae, sobre los programas financiados por la convocatoria Sudoe. Se trata de buscar soluciones transfronterizas a problemáticas comunes, en este caso la búsqueda de soluciones para cultivos de viñedo en zonas de alto valor ecológico.

El proyecto actuará en distintas zonas de estos tres países. En el caso de Galicia, el grupo Aquaterrae cuenta con una zona piloto en Betanzos. De hecho, uno de los objetivos del proyecto es potenciar una zona que en su momento tuvo alta producción vitícola y que por distintos motivos, incluido el ataque de plagas, vio reducida su producción.

«A idea é utilizar o coñecemento de todos os socios para logo enfocalo ao noso contexto específico», explica Álvarez. Para ello, trabajan en colaboración con la bodega Pagos de Brigante, que también es socia del proyecto, lo que permite una buena comunicación de las problemáticas y las potencialidades. «Son persoas moi sensibilizadas e, deste xeito, poden comprobar na súa parcela cousas que están descritas na literatura». Es decir, trabajar bajo la premisa de prueba-error y comprobar in situ si las soluciones propuestas son realmente útiles en sus terrenos.

Las actuaciones previstas en la zona de Betanzos son la diversificación del cultivo más allá de los viñedos con la creación de un bosque comestible a través de la plantación de árboles frutales.

Otra de las acciones de diversificación será la recuperación de una charca para incrementar la diversidad de fauna como anfibios o reptiles, así como la recuperación de antiguos muros de piedra, objetos del paisaje vitícola importantes que se están perdiendo y que funcionan como refugios para animales.

«Toda esa biodiversidade vai facer que o viñedo estea máis protexido. Se hai máis polinizadores ou máis insectos estará máis protexido fronte a pestes», aclara la investigadora del CICA. Desde la UDC se llevan a cabo también acciones más experimentales dentro de la finca, como es la siembra de distintas coberturas vegetales, que son cultivos secundarios que le otorgan algún beneficio al viñedo. Están probando mostaza y leguminosas. La primera tiene actividad antifúngica y aporta potasio, mientras que la segunda proporciona nitrógeno. Y este invierno van a incorporar el cultivo de grelos entre las calles del viñedo.

También se ha incorporando acolchado a base de tojo, que se introduce en el suelo para acumular humedad y proteger de sequía en momentos de déficit hídrico. A través de sensores hasta 60 centímetros de profundidad monitorizan los parámetros de humedad y temperatura. «Nos últimos anos viron que hai secas que antes non acontecían», afirma la investigadora.

Una de las ventajas de colaborar con el tejido productivo es que las empresas «póñenche o pé na terra e comunican as problemáticas reais». La academia, por su parte, aporta una visión «máis crítica» y una ayuda para cuantificar y comprobar si las acciones que se llevan a cabo son efectivas. «Creo que axudamos a darlle valor ao que fan. Non só un valor económico do produto, senón a todo ecosistema», remata Vanessa Álvarez.