KTM 1290 Super Adventure S: sobredosis de tecnología

MOTOR ON

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Con suspensiones electrónicas semiactivas y control de crucero adaptativo, la KTM 1290 Super Adventure S reina en el asfalto impulsada por sus 160 caballos y un reparto de pesos que favorece su carácter deportivo.

21 jun 2024 . Actualizado a las 13:02 h.

Hace unos años tuve la ocasión de traer una KTM 1090 Adventure desde Madrid a Galicia y no dudé en dejar la autovía A-6 al pie de Pedrafita para hacer la subida al puerto por el antiguo trazado de la carretera nacional. Disfruté de las curvas y también de un firme que empezaba a acusar el paso del tiempo por la falta de inversión en mantenimiento. Ahora he hecho algo parecido —salvando las distancias— con la KTM 1290 Super Adventure S, equipada con el que se puede considerar como el sistema de suspensión más avanzado del mercado: firmado por el especialista WP, se trata de unas suspensiones semiactivas (SAT) con válvulas magnéticas controladas electrónicamente para una amortiguación variable. Para ponerlas a prueba tenía que buscar un asfalto roto y repleto de baches y grietas, y fue tan sencillo como entrar en la A-6 en Arteixo y recorrer las primeras decenas de kilómetros, donde los coches se ven obligados a esquivar continuamente las irregularidades del firme, cuando no a conducir por el carril izquierdo para evitar males mayores. Tal y como esperaba, la KTM se traga todos los buratos y remendones de chapapote sin rechistar, haciendo de la conducción una experiencia segura y placentera (mis posaderas pueden dar fe de ello).

El SAT es solo uno de los muchos adelantos tecnológicos que incorpora esta motocicleta, equipada con el probado motor LC8 bicilíndrico en V, que rinde 160 CV y un enorme par de 138 Nm. Podemos hablar también del control de crucero adaptativo, que mantiene la distancia con el vehículo precedente gracias a un radar situado bajo el faro delantero; del arranque sin llave, ya que basta con llevar el mando en el bolsillo para encender la moto o desbloquear el tapón de combustible; del ABS en curva, que actúa conjuntamente con el control de estabilidad teniendo en cuenta el ángulo de inclinación y las condiciones de la carretera; del control de presión de neumáticos (muestra las lecturas en la pantalla y avisa de cualquier pérdida de aire); los intermitentes que se apagan automáticamente después de 10 segundos; el amortiguador de dirección; los dos radiadores separados, en lugar de en una sola pieza, para disipar mejor el calor y permitir una mayor refrigeración del motor; el cambio de marchas rápido Quickshifter+, el embrague asistido antirrebote...

El resultado es un tipo de conducción que KTM define perfectamente con su eslogan ready to race, y al que contribuye un reparto de pesos muy estudiado que favorece el comportamiento dinámico. El depósito de gasolina de 23 litros —con un consumo medio de 5,7 l/100 km la autonomía supera los 400 kilómetros— está dividido en dos grandes cámaras a ambos lados del chasis. El peso de la moto en orden de marcha supera los 250 kilos, pero parece como si lleváramos una máquina con la mitad de cilindrada, porque se mueve con una agilidad sorprendente en las curvas. El chasis multitubular de acero ayuda a pegarla al asfalto en las aceleraciones fuertes y las gomas (Mitas Terra Force-R, desarrolladas específicamente para la 1290 Super Adventure S) tienen un grip excelente. Lo mismo puede decirse del equipo de frenos Brembo con dos discos delanteros de 320 mm y pinzas de anclaje radial de cuatro pistones.

El piloto puede encontrar fácilmente la mejor posición, ya que cuenta con cúpula regulable en altura (5,5 cm), estriberas con dos posiciones y un asiento ajustable en altura (de 849 a 869 mm). Y a través de la pantalla TFT de 7 pulgadas disfruta de navegación giro a giro y la posibilidad de escuchar música y responder a las llamadas de teléfono. Un detalle acertado es que el panel se puede regular en inclinación, para evitar reflejos.

El sonido es quizá lo que menos enamora de esta viajera incansable y es que dos cilindros no pueden ofrecer el emocionante aullido de un tetracilíndrico; afortunadamente, Akrapovic viene al rescate con un silencioso slip on con sus habituales acabados de titanio y fibra de carbono.

Por 22.499 euros, esta KTM se sitúa en lo alto de la gama Travel de la marca austríaca y garantiza diversión y versatilidad (también off road, pues tiene un modo, ABS y control de tracción específicos) sin límites.