Desconectando las ADAS (sin H)

MOTOR ON

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17 nov 2024 . Actualizado a las 05:00 h.

Ya hemos hablado largo y tendido en esta opinión de las ADAS (sin H), que son las ayudas a la conducción en los automóviles modernos. Los fabricantes mundiales han invertido miles de millones en el desarrollo de estos sistemas que desde su implantación, primero en los coches de gama alta pero ya en casi todos los modelos del mercado, han salvado miles de vidas en las carreteras. Las ADAS han llegado de la mano de la electrónica y asociadas a sensores, radares y cámaras que vigilan el entorno del vehículo y lanzan señales acústicas y luminosas, e incluso realizan acciones sobre la dirección o los frenos del coche cuando aprecian peligro de atropello o colisión. Son nuestros ángeles de la guarda sobre la carretera.

Pero con la proliferación de ADAS (algunas obligatorias ya en los vehículos fabricados desde este año en Europa) llegan los efectos colaterales.

Cuando entramos en un párking con accesos ajustados, o en una calle estrecha, los coches modernos se convierten en una especie de tiovivos de feria. Empiezan a pitar alarmas sonoras, a encenderse avisos luminosos en el tablero, como si estuviese a punto de acabarse el mundo. Hay que tener mucha serenidad para no clavar el freno y salir corriendo del coche. Eso mismo puede ocurrir cuando vamos por una carretera con tráfico denso y el coche empieza a pitar y señalar que por detrás a la izquierda nos está alcanzando un coche, o que vamos a poca distancia del que nos precede. En esos momentos una invisible mano salvadora tira de nuestro volante hacia la derecha, o frena bruscamente el coche. Y muchas veces el navegador se une a la fiesta y empieza a decirnos que giremos a la izquierda o sigamos de frente en la rotonda. A veces un coche moderno se vuelve más estresante que un caza de combate de la patrulla Águila.

Y los clientes se quejan. Van al concesionario y le dicen al del taller que cómo se quita esto o lo otro. Pero es inútil, aunque lo quites se activa de nuevo al encender otra vez el coche. Y así acabamos recurriendo a los ansiolíticos.

Y las marcas se empiezan a preocupar, porque las ADAS (sin H) empiezan a convertirse en malvadas brujas.

Y llega la solución, que ya han puesto los principales fabricantes a sus nuevos modelos. Una teclita en el volante que nos permite visualizar en el tablero digital, que llevan ya todos los vehículos modernos, los sistemas de alarmas y que permiten desactivarlos automáticamente en solo cinco segundos. Asunto arreglado.

Así que, tras invertir miles de millones en ADAS (sin H), los fabricantes tienen que inventar un botoncito que cuesta 30 euros para que las desactivemos. Son para nuestra seguridad, pero nos resultan incómodas. Tendríamos que pensar si esto tiene alguna lógica o es tirar piedras contra nuestro propio tejado.