Europa añora su pasado

MOTOR ON

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16 feb 2025 . Actualizado a las 05:00 h.

Mientras la industria del automóvil aborda un futuro incierto por las ineptas políticas de la Unión Europea, que se han pasado de frenada con una electrificación acelerada, y por la amenaza de los fabricantes chinos, que son los aventajados en este tipo de motores y que revolotean sobre la presa de los desconcertados automovilistas europeos, vemos cómo en el viejo continente volvemos la vista atrás con nostalgia.

En los últimos años, al comienzo del declive, la mayor parte de los grupos automovilísticos europeos han comenzado a sacar reediciones, remakes que se diría en la industria cinematográfica, de coches que fueron éxito o crearon tendencia. Quizá el primero de ellos fue el Volkswagen New Beetle, que en 1997 supuso una reedición del modelo que más éxito comercial había obtenido, el Escarabajo que triunfó en los años 40 y 50. El mismo camino siguieron Mini y Fiat con el 500. Pero es en este último lustro cuando más se ha evocado a la nostalgia, como prueba el Coche del Año en Europa recién elegido hace unas semanas, el R5, el pequeño modelo eléctrico francés que reedita aquel otro Renault que hizo felices a muchos en los años setenta. El R5 actual conserva muchos guiños de aquel original tratando de conquistar a nuevos clientes. Y en Renault parece que no se van a cansar de sacar réditos a su historia y a sus mitos, pues ya anuncia para este año la reedición de otro de ellos, el R4, que en su día, también en los setenta, fue un coche versátil y adelantado incluso a la época de los SUV, pues se defendía muy bien por pistas de tierra o caminos. Si volvemos a Volkswagen, tras el New Beetle probaron suerte con otro de sus iconos, aquella furgoneta T1 que fue el símbolo del movimiento hippie en los años sesenta, al crear el Buzz en el 2017, un coche de gran capacidad aunque con un motor eléctrico que desvirtúa un poco su tradición viajera.

Pero ese giro nostálgico de la industria europea no se limita solo a reeditar modelos históricos y supone también la rehabilitación de marcas que estaban en el olvido o metidas en un cajón. En ese sentido vemos cómo Stellantis, tras su unión con el grupo Fiat, ha resucitado una firma histórica como Lancia, otrora emblema deportivo de Italia, que subsistía solo en el mercado local con un obsoleto Ypsilon. El pasado año relanzó un nuevo modelo con este mismo nombre que bebe de las fuentes pasadas de la marca, con muchos guiños a los que fueron reyes del asfalto en los setenta y ochenta, modelos como el Delta Integrale, el Stratos o el 037.

Esta moda de los remakes aprovecha la tendencia actual de modelos electrificados, con menos personalidad y sin las sensaciones de los antiguos, por lo que supone que muchos de ellos no despertarán las mismas pasiones que antes. Pero es bonito beber en las fuentes del pasado para construir el futuro.