MANUEL MARLASCA
23 abr 2002 . Actualizado a las 07:00 h.Sólo dos de los dieciséis candidatos que se presentaron a las elecciones presidenciales del pasado domingo en Francia tienen menos de 50 años, y uno de ellos, el troskista Daniel Gluckstein, del Partido de los Trabajadores, cumplió 49 el mes pasado. Olivier Besancenot, de la Liga Comunista Revolucionaria, era el benjamín de los aspirantes, con 28 años. Y este dato de la edad de los candidatos explicaría buena parte del hartazgo que de la clase política ( politiscastros , se dice en Francia) tienen los ciudadanos, reflejado en los insólitos resultados que han conducido al presunto corrupto Chirac y al ultraderechista y ex teniente de la Legión en la guerra de Argelia Le Pen al mano a mano del 5 de mayo. De los 16 candidatos, uno, Le Pen, tiene 73 años, y Chirac cumplirá pronto los 70; tres de los aspirantes tenían entre 60 y 65; menos de 60 y más de 55 es la edad de cuatro candidatos; y cinco han pasado ya del medio siglo de vida aunque ninguno de ellos llega a los 55 años. Peor aún, más de la cuarta parte de los candidatos (el comunista Robert Hue, Chirac, Le Pen, Jospin y la extremista de izquierdas Arlette Laguiller) ya tienen experiencia en elecciones presidenciales; los cinco, además de acudir a las del domingo, coincidieron en las anteriores; Chirac perdió en la primera vuelta de las de 1981 y en la segunda de 1988; Le Pen, además de en 1995, estuvo en las presidenciales de 1974 y 1988; y la decana Laguiller fue también candidata en las de 1974, 1981, 1988 y 1995. Chirac y Jospin, además de haber sido jefes de gobierno (Chirac en más de una ocasión), fueron ministros a lo largo de sus respectivas carreras; lo mismo que otros cuatro candidatos: el centrista Bayrou, el republicano Chevenement, el también centrista Madelin y la ecologista Lepage. Hasta la exótica candidata Christiane Taubira, nacida en Guyana y de color, ha sido diputada europea por el partido radical de Bernard Tapie, que acabó en la cárcel por diferentes escándalos financieros. En definitiva, los politicastros franceses han creado lo que los tratadistas italianos llaman clase de bronce e impiden el acceso a la misma a gentes de otras generaciones que sólo conocen la guerra de Indochina y la de la independencia de Argelia por los libros de historia y no porque estuvieran allí. Y ésta es otra de las causas de la también histórica abstención en las presidenciales del domingo, que contribuyó en buena parte a que de las mismas saliera el insólito mano a mano del cinco de mayo.