Guerras olvidadas

| ARTURO MANEIRO |

OPINIÓN

A. NJUGUNA

23 dic 2003 . Actualizado a las 06:00 h.

EN ESTAS Navidades en que todo son deseos de paz, no faltan nunca las guerras ni las violencias. Por mucho que haya aumentado el deseo de paz en todo el mundo, por mucho que se hayan sensibilizado las civilizaciones con el respeto a los derechos humanos, siguen registrándose esas desgracias humanas que nos hacen estremecer. Pero las peores guerras y violaciones de derechos humanos son las que se sufren olvidadas. Sabemos cada movimiento, atentado, bomba o redadas en Irak; tenemos información al instante de cada muerte, enfrentamiento o derribo de casas en Palestina; conocemos cada nueva escaramuza de las fuerzas aliadas en Afganistán; sabemos al minuto la violencia que provocan los chechenios o que se produce en Chechenia. Pero el resto del mundo permanece opaco para nosotros. Tenemos más información de la que quisiéramos, por su dramatismo, por sus consecuencias, por su aparatosidad de todos los conflictos mencionados, quizás porque afectan a las grandes potencias mundiales que están implicados en ellos. Lo sabemos también porque las grandes agencias de información mundiales deciden en cada momento lo que debemos conocer y lo que debemos olvidar. Los espectadores, lectores o radioyentes no tenemos más posibilidad que acceder a la información que se nos ofrece. Y si esta información la recibimos por la TV debemos tener siempre en cuenta que estos informativos «están basados en la realidad», en muy pocas ocasiones es la realidad en sí, y casi nunca se ofrecen claves para poder entenderla. Es muy posible que este fenómeno de torbellino informativo sea el causante de que hayan desaparecido de nuestra vista otros terribles conflictos y catástrofes humanas. Normalmente no somos conscientes de que en la actualidad se combaten en el mundo unas treinta guerras. Es decir, casi un quinto de los países que integran la ONU están viviendo conflictos armados de los que no tenemos información habitual. En una entrevista reciente, el misionero y periodista italiano Piero Gheddo nos propone la siguiente reflexión: «En el panorama mundial sobre las guerras y también sobre la violación de los derechos humanos (que a veces no son menos graves que una guerra, sobre todo cuando se prolongan durante decenios), nos podemos preguntar: ¿Quién cuenta con los gulag de Corea del Norte? Están muriendo muchos más niños que en Irak y nadie habla. ¿Quién se conmueve por los muertos de hambre de Zimbabwe, país que tan solo hace veinte años era el granero de África del sur? ¿Quién visita hoy Somalia y denuncia que está volviendo a una época precolonial, dividida en clanes, sin vestigio de Estado?». Esta es una buena época para pensar también en todas esas personas olvidadas del resto del mundo.