EN ÉPOCAS electorales es muy habitual que los políticos, sobre todo los que aspiran a gobernar, se den con facilidad a los cuentos. Casi se convierten en cuenta-cuentos. Hacen un programa de ofertas para seducir al elector; redactan una relación de promesas de acuerdo con lo que le gustará oír al ciudadano medio, sin tener en cuenta la posibilidad que tendrán de hacerlas realidad cuando lleguen al gobierno. Es una experiencia por la que hemos pasados con demasiada frecuencia. Esta misma experiencia demuestra que siempre exagera más quien aspira al poder que quien lo ejerce. El que gobierna puede ser juzgado fácilmente, ya que sus aciertos y errores están a la vista. Sin embargo, el aspirante ofrece de todo sin que nadie sepa lo que va a pasar. Partiendo de esta realidad, podríamos pensar que Alberto Núñez Feijoo, también estaría tentado a ofrecernos más de lo que va a poder realizar con el Plan Galicia. Sin embargo, el conselleiro de Obras Públicas no es nada dado a los cuentos. Es tan gestor como político, y no tiene que presentarse a las elecciones. Aunque tiene un problema: los planes a largo plazo resultan lentos, y si son de obras públicas aún más. Son proyectos que avanzan lentamente pero con seguridad, dejando huella sobre el terreno por el que discurren. A estas alturas ya está claro que el Plan Galicia no es un cuento sino una realidad. Haya elecciones o no, el Plan está realizándose. No es una simple promesa. El ciudadano puede comprobar que mejoran carreteras. El gallego medio no se fía nada de las promesas, necesita ver, palpar, comprobar que no se le engaña, por eso es tan importante que Núñez Feijoo presente realidades, como lo está haciendo hasta ahora. Desde el anuncio del Plan hasta estos días, la Xunta ya ha puesto en marcha, en sus distintas fases, un total de 29 actuaciones, que suponen casi 600 kilómetros de nuevas carreteras: incluyen autovías, nuevos corredores o vías rápidas así como ensanche y mejora de la red primaria. Por su parte, Fomento tiene en marcha 362 kilómetros de autovías. Los que viven de la carretera saben lo que esto significa. Lo mismo podríamos decir de las espectaculares infraestructuras para el Tren de Alta Velocidad que pueden verse desde algunas carreteras y autopistas. El plazo previsto es el 2010, pero hay que trabajar sin descanso para que en aquellas fechas se pueda viajar rápido en tren. En cuanto a puertos, Alberto Núñez acelera trámites, visita obras, asiste a pruebas de contención para los espigones del Puerto Exterior de A Coruña. No para ni deja parar. Es como si no quisiera dejarle a la oposición el más mínimo resquicio por el que encuentre motivos para protestar por la ejecución del Plan Galicia. En todo caso, la presión política o social siempre será buena para que este buen Plan no se pare, que siga al ritmo actual, que Núñez Feijoo no levante el pie del acelerador, que día a día sea más realidad. Galicia se lo merece.