LA MAYOR PARTE de los incendios forestales que se registran en Galicia son provocados. Por eso, tan pronto se da una mínima posibilidad de incendios resulta que comienza la serie. Acabamos de vivir unas semanas sin lluvia y ha conseguido secarse la vegetación menos consistente, la que puede arder más fácilmente, y ha comenzado el fuego, pero no se puede pensar que estemos ante incendios espontáneos, por una tormenta, por un cohete de fiesta, una colilla tirada descuidadamente desde un coche. No parece. Con esta vegetación es necesario insistir bastante para que el fuego pueda adquirir unas dimensiones importantes y logre secar las plantas más fuertes para que se propague el fuego. Pero con el fuego también se han propagado las críticas de la oposición. Da la impresión de que el único culpable de los incendios forestales en Galicia es la Administración autonómica. Parece como si el fuego fuese rentable para los pirómanos y para la oposición. Quintana como líder del Bloque dice que estamos igual que hace 16 años, que no hemos avanzado nada en la lucha contra los incendios forestales. Touriño, asegura que los incendios forestales muestran que el modelo actual del Gobierno autonómico está agotado. Está claro que Quintana no se acuerda de cuando en 1990 Beiras decía que iban a quemar (políticamente) a Fraga después de ganar las primeras elecciones. Eran épocas en que Galicia ardía por los cuatro costados sin que nadie pusiera una gotra de agua. Eran épocas en las que el presidente Laxe reconocía que nada se podía hacer, que todo dependía de los ciudadanos. Tampoco se acuerda de esta época Touriño cuando utiliza el argumento de los incendios contra la Xunta. No se acuerda de que todos los dirigentes socialistas de aquella época fueron incapaces de poner en práctica una política de lucha contra los incendios forestales. No se acuerda, por eso todos ellos siguen en activo dentro del PSdeG y aspiran a gobernar en la Xunta, o figuran como asesores para la campaña próxima. En tema de incendios forestales nada tienen que decir, y sí mucho que callar, los partidos que conformaron el tripartito anterior a Fraga. En cualquier caso, no parece muy buena idea esta de utilizar los incendios forestales de Galicia como arma política. Puede pensarse que todo el fuego que rodeó el lugar donde al Xunta celebraba su retiro anual tenía una intencionalidad política. Puede pensarse también que el aprovechamiento político de las conductas criminales de los incendiarios proporciona argumentos a los pirómanos. No parece lógico olvidarse del castigo que merece el delincuente y centrar toda la culpabilidad en la Administración. Sobre todo, cuando el sistema antiincendios forestales de Galicia es el que sirvió de modelo en el resto de España desde hace muchos años. Y sigue siéndolo, porque no se puede decir que la Consellería de Medio Ambiente haya actuado negligentemente, más bien hay que reconocerle una buena capacidad de respuesta. Mientras los pirómanos estén sueltos no nos libraremos de los incendios forestales y seguirá siendo necesario invertir millones de euros para que no se propaguen. Así viene siendo desde hacer tres lustros.