12 sep 2005 . Actualizado a las 07:00 h.

CONTÉ aquí, hace meses, lo mucho que me sorprendió encontrarme en plena calle de Ríos Rosas, en Madrid, con un abigarrado grupo de quinceañeros que esperaban al guitarrista Ron Wood, de The Rolling Stones, para pedirle autógrafos. Wood exponía sus pinturas en una galería próxima y había prometido su visita. Y yo no salía de mi asombro: ¿Qué hacían aquellos mozalbetes esperando a un miembro de un grupo de dinosaurios del rock que encabezaba el sesentón sir Mick Jagger? Está uno tan acostumbrado a este tiempo devorador de celebridades que le es difícil entender tal perdurabilidad. Pero la realidad es que, contra viento y marea de modas y relevos generacionales, los Rolling Stones siguen ahí, levantando pasiones e incapaces de refrenar su creatividad. Ahora comparecen con un nuevo disco, A bigger band , y se disponen a iniciar una nueva gira. Y yo me pregunto: ¿Cuál es el secreto de su continuidad en estado de éxito permanente? Y hallo una respuesta. Creo que la verdadera explicación de su persistencia está en su fidelidad a las ideas eje de una contracultura que, sometida a toda clase de vaivenes y de caos, se extiende hasta hoy. Ahí está la clave de estos insatisfechos cantos rodados.