Indicios ciertos del fin del mundo

| FERNANDO ÓNEGA |

OPINIÓN

09 nov 2005 . Actualizado a las 06:00 h.

«SÓLO les falta anunciar el fin del mundo». Así ve el señor Zapatero al PP, a Rajoy y a sus portavoces. El presidente se debe de despertar por las noches en medio de una pesadilla donde se le aparece Rajoy a lomos de una jaca llamada Esperanza y alanceando espíritus dormidos: «En pie, cristianos, que el Apocalipsis está aquí. Ya llegó el Anticristo. Mirad sus señas: nació en León, luce sonrisa engañosa, habla de talante, pero quiere destruir la obra de nuestro creador Aznar. No dejará piedra sobre piedra del edificio institucional. Dividirá España en facciones irreconciliables. Enfrentará a curas con católicos; a catalanes con madrileños. Y entregará los residuos a un Lucifer llamado Carod-Rovira. Despertad, cristianos, y desalojadlo del poder. Está ahí para provocar el fin del mundo». De esa horrible pesadilla despertará el presidente. Y en su sobresalto, encontrará indicios de verdad. Podrá leer la noticia de una extraordinaria procesión, anticipo, en efecto, de la procesión que veremos cuando suenen las trompetas para llamarnos al Juicio Final: veinte obispos, varios cardenales, canónigos, monjas, curas diocesanos, profesores y feligreses practicantes se disponen a tomar Madrid en nombre de la fe, a intentar salvar lo que puedan, que el Anticristo imaginado por Rajoy nos quiere quitar la religión de nuestras enseñanzas. Todo esto ocurre después de otros grandes signos que ya han aparecido en el cielo: la destrucción de las bases de la familia con las puñeteras bodas gais; la ruptura, según otra profecía, del consenso constitucional; el pacto con enemigos de la religión española en las tierras paganas de Cataluña y Galicia; el futuro mapa de la Península, que la señora Aguirre ha empezado a ver lleno de pequeñas repúblicas hispanas, y la evidencia de que Zapatero se ha dejado llevar por los cantos de sirena de medio millón de catalanes y ha desoído la buenísima intención, santa de toda santidad, del Partido Popular, que no deja de arrastrarlo al buen camino de la ortodoxia. Ya sólo falta que prenda en España la revuelta de los coches incendiados, porque ¿sabéis quién sería también el culpable? Lo habéis acertado: ZP, por haber legalizado a tantos inmigrantes, con lo tranquilos que estábamos viéndolos sin papeles, mejor para echarlos, como a los judíos y a los moriscos, que España sí que era valiente en aquel tiempo. No como ahora, que nos acobarda el talante. Sí, hermanos: el fin del mundo está ahí. Por lo menos, el fin de España. Por eso lanzamos una sonda a Venus: hay que ir buscando sitio fuera. Sólo hay una cosa que no encaja: ¿por qué, estando tan próximo ese final, vemos como futura reina de España a la infanta Leonor? Algo falla en las profecías.