Tócala de nuevo

EDUARDO CHAMORRO

OPINIÓN

01 abr 2007 . Actualizado a las 07:00 h.

TODO lo que ocurre en Oriente Medio tiene un aire de deja vu. Los argumentos, las circunstancias, los agravantes y los atenuantes, los reconcomios y las bravatas, la intervención de terceros y la fuga de talentos, el enardecimiento y el cansancio. Frustraciones y esperanzas parecen existir en Oriente Medio con el único propósito de dar sentido a sus paradojas y contradicciones. Quizá la fatalidad consiste en eso de algún modo, en cierto grado. Así que no es tan raro que los veintidós países árabes reunidos en la Cumbre de Riad (Arabia Saudí) hayan presentado una iniciativa de paz con Israel que es la que firmaron en Beirut en el 2002. Ofrecen la normalización de las relaciones y la paz a cambio de que Israel se retire de los territorios que ocupó a raíz de la Guerra de los Siete Días, en 1967, y del regreso de los refugiados. La oferta tiene para unos observadores el valor de un punto de partida, y para otros, el de uno de llegada a nadie sabe dónde. Para Israel no resulta demasiado estimulante. Pero Israel sabe que el tiempo actúa en su contra y que, tal vez, nunca ha dejado ni dejará de hacerlo. También sabe que no es el Israel que fue, dicho sea sin ninguna voluntad de resultar mordaz. Pero tampoco la Liga Árabe es lo que fue, y las circunstancias que antes incidían sobre los judíos, ahora también inciden sobre árabes y musulmanes. Hace cinco años, cuando la oferta se planteó por primera vez, un suicida de Hamás se inmoló con una bomba en un hotel abarrotado, asesinando a treinta israelíes. Ningún líder árabe pronunció la mínima palabra de condena. Ariel Sharon decidió que aquello acababa con los acuerdos de Oslo y envió sus carros de combate de vuelta a la Cisjordania. Fue el final de aquella iniciativa. Ahora las cosas han cambiado para todos y para peor. Israel no ha podido ganar la última guerra -o lo que haya sido- del Líbano. Tampoco las árabes han ganado, al fin y al cabo, otra cosa que la conciencia de que saben muy bien cómo ser sus propios enemigos. De ahí que la Cumbre haya concluido con la fundación de un Consejo de Seguridad Árabe, para ver lo que pasa entre los musulmanes, y la reiteración de la vieja iniciativa, para ver lo que se puede hacer con los judíos.