Los niños en el Parlamento

Celso Currás
Celso Currás NUESTRA ESCUELA

OPINIÓN

17 jun 2010 . Actualizado a las 05:00 h.

Ha sido muy grato, un año más, ver a los niños en los escaños del Parlamento de Galicia, en el entrañable acto promovido por Aldeas Infantiles. Se trata de fomentar valores como la bondad, la paz y el diálogo. La propuesta que obtuvo mayor número de votos fue la de intentar conseguir un mundo más justo y solidario. Es una auténtica lección práctica de democracia, ideal para estos alumnos de primaria que, por estar en la etapa de los intereses concretos, aprenden mucho mejor lo que ven o lo que hacen que lo que estudian teóricamente. Este tipo de eventos son cada vez más necesarios y oportunos, sobre todo en los turbulentos momentos políticos que estamos viviendo. Es el tipo de educación para la ciudadanía que demanda nuestra sociedad. No el proselitismo en el aula o el fomento del desprecio y del insulto hacia nuestros gobernantes, sean estos del color que sean. El origen de los actuales problemas económicos y políticos no está en el mal uso o en la falta de dinero y de recursos; esta es una de las consecuencias. Está, sin lugar a dudas, en la ausencia de valores positivos. En la falta de honradez y de austeridad; en la irresponsabilidad; en el engaño, la mentira o la falsedad; en el afán de poder y de dinero? Todo esto hay que explicárselo con mucha claridad a los alumnos porque la sensación, cada vez más generalizada, es la de que estas actitudes son normales y, lo que aun es peor, la de que proporcionan el éxito y la seguridad en la vida. Hay mucha gente con auténticos valores permanentes, pero queda eclipsada por una minoría que lo enturbia todo y consigue que hoy la mayor parte de los comportamientos sean gregarios, aunque solo sea por el silencio. En este contexto, los dos pilares esenciales de la formación de la persona, la familia y la escuela, no encuentran referentes seguros para ejercer su función educadora. Faltan ejemplos reales y estos niños, como dijimos, no aprenden de los discursos bonitos o de las reprimendas ocasionales, sino de lo que observan y practican día a día en su casa, en la escuela, en la calle y en la televisión. El cambio es inevitable. Un ciclo está terminando. No va a ser fácil salir de la crisis. Hará falta mucho esfuerzo y trabajo. Vendrán malos tiempos para el éxito fácil, para la valoración del fin sin tener en cuenta los medios o para el consumismo. Tendrán menos problemas los niños educados en la austeridad, en el uso de los bienes en función de las necesidades y en una democracia con valores positivos. Como futuros ciudadanos y gobernantes, contribuirán a conseguir ese objetivo elegido en el Parlamento, de luchar por un mundo más justo y solidario.