La pregunta del millón

Ventura Pérez Mariño PUNTO DE ENCUENTRO

OPINIÓN

08 mar 2012 . Actualizado a las 07:00 h.

P ocas veces una pregunta ha sobrevolado de forma tan coincidente por la sociedad española. Y curiosamente quizás el que más se la pregunte sea el propio objeto de respuesta: Iñaki Urdargarin. La cuestión tiene una importante enjundia, pues sitúa, cualquiera que sea la respuesta, a nuestras instituciones en una importante tesitura.

La primera parte de la pregunta ya ha sido contestada. El otrora jugador olímpico de balonmano fue hacia el juzgado por el camino común de todos, una vez llamado a declarar por ser sospechoso de haber cometido varios delitos (imputado).

La segunda parte de la pregunta consiste en saber si como consecuencia de lo que se instruye va a ser juzgado, previa petición de pena. Y de lo hasta aquí conocido a través de los medios de comunicación, así como del interrogatorio, prolijo, que se llevó a cabo, no me cabe la menor duda de que va a ser juzgado en un procedimiento en el que además de la acusación pública del fiscal (las crónicas han dicho que estuvo durísimo en el interrogatorio), concurrirá otra acusación ejercitando la acción popular; es decir, tiene casi garantizada la que se llama «pena de banquillo», que no es otra que posar para el conjunto de la sociedad los múltiples días que durará el juicio.

Y por lo que respecta a la infanta, si bien el juez no ha considerado oportuna su imputación, ello no quiere decir que no pueda producirse. Y, en todo caso, comparecerá como testigo.

Pero lo más interesante es saber si Urdargarin va a ser condenado y las consecuencias de ello. Hecha la salvedad de que se trata de una opinión, creo que tal y como aparece reflejada su conducta, tiene muchas posibilidades de resultar condenado. Es más, diría que para los cercanos y por ello más preocupados, este es un hecho descontado. Ningún sentido tendría el haber llevado adelante tantas actuaciones si estas no tuvieran la enjundia tendente a la condena.

Pero, y aquí se concentra el meollo del asunto, ¿qué hacemos si la condena, en su caso, conlleva cárcel y esta es superior a dos años? El rey acaba de recordar que todos somos iguales ante la ley (salvo él). Pues bien, de ser así, lo que no hay por qué dudar es que Iñaki Urdargarin tiene posibilidades de acabar en prisión como toda persona que ha cometido un delito. Y es más, me atrevería a decir que de ser así no se le concederá ningún indulto y cumplirá como cualquier otra persona. Desde luego es una buena piedra de toque para que esas declaraciones formales de «todos somos?» se confirmen si son ciertas. No debería ser de otra forma.