E l rey don Juan Carlos revalidó la simpatía de los españoles cuando recordó en su mensaje de Nochebuena el viejo principio de que la ley es igual para todos. Tenía a un yerno empapelado, y sus palabras resultaron reconfortantes para una sociedad que había tomado el caso Urdangarin como la gran prueba de la imparcialidad de la Justicia ante el rango y el poder. Después, los hechos no desmintieron las palabras del monarca. Pero, ay, la fundamental idea de la igualdad de la ley se quiebra cuando se bajan algunos escalones en la vida política.
El Gobierno, sin dar referencia de ello al final de ningún Consejo de Ministros, acaba de librar de la cárcel a dos condenados por dos delitos de prevaricación y malversación de fondos cometidos en Cataluña. La noticia se puede leer en el BOE del pasado martes. El alto cargo de la Generalitat en el Gobierno Pujol don Josep María Servitje fue condenado a cuatro años y medio de prisión. El empresario don Víctor Manuel Lorenzo Acuña, a dos años y medio. La sentencia es del 2009 y no tenemos noticia de que ninguno de ellos haya comenzado a cumplir la condena. El Gobierno del señor Rajoy los ha indultado y reduce las penas a una multa de 3.650 euros. El agravante de la decisión política es que tanto el tribunal juzgador como el fiscal del caso se opusieron a la medida de gracia. Pero está claro que el criterio político es más poderoso que el criterio judicial.
A este cronista le gusta mucho que la gente sea indultada. Pero no puede apartar de su cabeza una sospecha: si un delincuente común hubiera cometido un delito similar, por un importe de 46.158 euros, habría ingresado entre rejas en el mismo momento en que la sentencia fuese firme. Pero no trato de hacer comparaciones, porque la sentencia de la Audiencia de Barcelona no fue firme. Solo digo una cosa: la sociedad española vuelve a estar escandalizada por los más diversos escándalos que tocan a la clase política. Tan escandalizada, que la corrupción vuelve a figurar entre los cuatro principales problemas nacionales, según el último barómetro del CIS. Los periódicos publican cada mañana más noticias de prevaricaciones, uso indebido de fondos públicos, apropiaciones indecentes, desvíos de dinero o uso fraudulento del poder que de la crisis económica. ¿Y cree el Gobierno que con un doble indulto se envía un buen mensaje a la sociedad? Se equivoca. El único mensaje que envía es el de impunidad. Lo que queda es la sospecha de trato de favor a miembros de un partido político afín. Y lo que hace es volvernos a los días anteriores al mensaje del rey y que el ciudadano escarmentado haga un corte de mangas con las palabras que titulan esta crónica: ¿iguales ante la ley? ¡Tururú!