Extorsión a la Jefatura del Estado

OPINIÓN

10 may 2012 . Actualizado a las 07:00 h.

El llamado caso Urdangarin está poniendo en el plato sopero de la opinión pública muchos actos presuntamente delictivos, empezando por quien da nombre periodístico al caso. Sin embargo, y si es verdad lo que publican algunos medios de comunicación, lo que más sorprende es la actitud chulesca y extorsionadora de quien, en puridad, debería tener su apellido en el frontispicio de este asunto: Diego Torres Pérez, imputado y exprofesor de la reputada escuela de negocios Esade.

Según esos medios, el abogado de Torres, Manuel González Peeters, estaría extorsionando a los responsables e implicados en el caso con 10 millones de euros a cambio de no desvelar supuestas pruebas que comprometerían al rey y a la infanta Cristina, esposa de Urdangarin.

Peeters habría solicitado 30 millones, posteriormente rebajados a 10, más un «trabajo estable» para su cliente, el pago de su minuta, cifrada en otro millón, y el millón doscientos mil euros de fianza que tendrá que depositar el matrimonio Torres-Tejero. Total: 12,2 millones de euros. El supuesto correo electrónico de Urdangarin a Torres en el que el primero le informa que el rey se ha interesado por un asunto que concierne a los dos socios de Nóos habría sido filtrado por Peeters, quien amenazaría con publicar otros 200 mensajes que son -dice- tan explícitos o más que el ya conocido y que harían -afirma- un daño «irreversible» a la monarquía.

La biografía de Diego Torres Pérez es ejemplo de los valores y principios que puede haber transmitido a sus alumnos en Esade. Según su currículo, disponible en Internet, es doctor en Management Sciences por Esade y licenciado en Ciencias Empresariales y MBA por Esade; experto en estrategia y patrocinio, y profesor asociado del departamento de Política de Empresa en Esade. Sus áreas de especialización son la estrategia competitiva y las estrategias de patrocinio, mecenazgo y responsabilidad social. A tenor de sus presuntos delitos habrá que dar la razón a quienes dicen que las escuelas de negocio son también responsables de la crisis financiera por la filosofía que impartían (¿imparten?) en sus aulas a precios siderales.

En un Estado fuerte y serio, las maniobras que estamos presenciando en el caso Torres-Urdangarin no se desarrollarían así, pero ya sabemos que a perro flaco todo se le vuelven pulgas. Y que desde hace tiempo en España hay barra libre para atacar la forma de Estado. ¡Siempre el cainismo!