Rosalía Mera y las estrategias de los océanos azules

OPINIÓN

17 ago 2013 . Actualizado a las 07:00 h.

Por extraño que pueda parecer, existe gente que se ha labrado su reputación y su imagen en el mundo de los negocios basándose en defender varias ideas filosóficas en torno a la sencillez, el compromiso y la vocación social. Una de ellas es Rosalía Mera. Por eso, su comportamiento empresarial quizás tenga algo que ver con el hecho de que el único modo de cambiar la economía es cambiar las ideas que tenemos sobre la economía.

Galicia es y ha sido tierra de creadores, de innovadores y de emprendedores. Y lo somos porque tenemos dos características innatas: un amplio conocimiento de la realidad psicológica del ser humano y porque poseemos un elevado instinto del cálculo económico. Estos dos rasgos fueron los que han permitido a Rosalía Mera impulsar, desarrollar y consolidar actividades económicas distintas combinando a colectivos y agentes sociales diferentes.

Creo no equivocarme cuando afirmo que para ella existían pocas cosas difíciles de vencer. Ahora bien, siempre anteponía la necesidad del esfuerzo, del tesón, de la fuerza de voluntad y de la vocación. Es decir, la búsqueda del éxito a través del trabajo y del compromiso.

Por eso, Rosalía Mera se puso como norma dar impulsos de ir mas allá, de explorar, de ampliar las posibilidades, de superar la insatisfacciones y de satisfacer los anhelos de la especie humana. Tareas nada fáciles, pero enormemente importantes y generadoras de ilusión.

Fuimos miembros de varios jurados en los que premiábamos los esfuerzos de personas y colectivos que defendían el trabajo digno, la acción solidaria y la defensa del medio ambiente y los bienes comunes. En las deliberaciones de esos jurados, celebradas en la sede de su Fundación Paideia, siempre insistía en lo mismo: «Es preciso conocer y dar a conocer a aquellos colectivos que pueden servir de ejemplo al resto de la sociedad por las tareas desempeñadas en torno a su esfuerzo y defensa del compromiso».

Rosalía es un ejemplo de defensa de dichos valores. De ahí que a nadie le chocara en A Coruña verla en un bar, en una cafetería, de paseo, cogiendo un taxi... «Era de los nuestras», se suele afirmar en los barrios.

Lamento mucho su pérdida, porque siempre ha sido una defensora leal y sincera de aquello que atesora una sociedad: sus principios y su compromiso. Y en este sentido siempre deberíamos recordarla. De esta forma, cuando tengamos que invocar su nombre, debemos relacionarla con los autores del libro Las estrategias de los océanos azules, Chan Kim y Renee Maugborne, cuando afirman que el éxito viene cuando pretendemos ayudar a descubrir nuestras posibilidades. Y, claro está, una profesional del magisterio siempre es un magnífico ejemplo para enseñar a aprender permanentemente y a no perder el rumbo ni olvidarnos de dónde procedemos.