La mejor defensa es un buen ataque. Lo dijo aquel genio del fútbol llamado Helenio Herrera. Creo. Pero autorías aparte, el Banco de España acaba de aplicar la táctica futbolera para tratar de salir del embrollo en que lo ha metido el presidente de la Comisión Europea, Durão Barroso. Porque el varapalo es de los que marcan época. El Banco de España es el primer responsable de la crisis económica que padecemos porque no ejerció sus funciones, dijo. Y ante tal arremetida, el actual gobernador, Luis María Linde, ha tenido una ocurrencia. Magistral, pero ocurrencia. Hay que subir el IVA y reducir el déficit en otros 55.000 millones. La propuesta nos llega cuando nos enteramos de que los salarios, pese a lo bien que vamos y la alegría que se ve por las calles, han vuelto a caer. Y cuando nos disponemos a preparar los menús para los niños que este verano no tengan qué llevarse a la boca. El Banco de España, que es de todos, y Linde, al que pagamos entre todos, deberían ser un pelín más exquisitos en sus ocurrencias. Porque tienen el don de la inoportunidad. No parece este ser el mejor momento para dar otra vuelta de tuerca a la situación de deterioro económico y social que vive el país. Más vale enderezar el rumbo de la gran mayoría, como lo han enderezado los dueños del Ibex, que son un 67 % más ricos desde que Rajoy llegó a la Moncloa, o como las grandes fortunas, que siguen creciendo. Pero, claro, Linde desconoce lo que es un salario. Y probablemente lo que representa para un asalariado otra subida del IVA. Desconoce lo que es temporalidad, precariedad y desempleo. Desconoce la realidad del país que le paga sus fines de semana de cacería o en la playa.