Mohatras

Francisco Ríos Álvarez
Francisco Ríos LA MIRADA EN LA LENGUA

OPINIÓN

26 jul 2014 . Actualizado a las 07:00 h.

Una carta al director publicada recientemente trataba sobre ingenierías financieras para obtener beneficio de amaños y engaños, a cargo de personajes «doctorados todos en la mohatra nacional».

Mohatra es una voz de origen árabe (muhatarra, ?acción de arriesgarse?) que se empleó mucho en los siglos XVI y XVII. Aparece en Lope, Cervantes, Quevedo... Escribe este último: «La suia no es dádiva sino anzuelo, es cautela, para que los den, es mohatra, i usura» (Virtud militante contra las cuatro pestes del mundo, invidia, ingratitud, soberbia, avaricia, 1634). Mohatra es una venta hecha con engaño, pero también se emplea con los significados de ?fraude, engaño? y de ?préstamo usurario?. Un antiguo colaborador de La Voz que gustaba mucho de esta palabra la explicaba así: «Un pícaro llamado mohatrero se pone de acuerdo con su compinche al que se acredita de entendido para avalar falsamente el valor de un objeto o actividad frente a terceros».

Cuatrocientos años después sigue habiendo entre nosotros mohatreros o mohatrones, solo que multiplicados. Escribía un editorialista sobre el expresidente de la patronal CEOE, Gerardo Díaz Ferrán, investigado por presunto saqueo patrimonial del grupo Marsans: «En una pirueta que le acredita como estratega financiero y caballero de mohatra, aunque no como ciudadano y empresario ejemplar, ha ocultado (presuntamente, por supuesto) o, según su terminología preferida, puesto entre paréntesis, un patrimonio de casi 88 millones de euros, con el fin de hurtarlo a las ávidas apetencias de sus acreedores».

Es este, el caballero de mohatra, el que aparenta ser caballero no siéndolo. Don Quijote le dice a Sancho en la segunda parte del Quijote: «¿No adviertes, angustiado de ti, y malaventurado de mí, que si veen que tú eres un grosero villano o un mentecato gracioso, pensarán que yo soy algún echacuervos o algún caballero de mohatra?». Pero caballero de mohatra es también equivalente a caballero de industria, aquel que con apariencia de caballero vive a costa ajena por medio de la estafa o del engaño. Decía Julio Casares que caballero toma aquí un sentido irónico, puesto que se aplica a un sujeto de conducta vituperable; e industria se usa con un valor peyorativo que designa toda clase de malas artes, sin excluir el engaño ni la estafa. En fin, se justifica la aplicación del título a algún empresario.

Lamentablemente, hoy están más de actualidad que nunca las palabras escritas en 1622 por Andrés de Almansa y Mendoza: «Que se establezcan en estos Reynos Erarios, con que se remediaran las necessidades a poca costa, y se evitaran muchos pecados y ofensas de Dios que cometen logreros y mohatreros con sus tratos ilicitos, siendo sanguijuelas de la Republica». Que así sea.