Atrapados en los noventa

Luís Pousa Rodríguez
Luís Pousa FARRAPOS DE GAITA

OPINIÓN

18 abr 2016 . Actualizado a las 05:00 h.

Los ministros dimiten al amanecer, Bertín triunfa en la tele y Mario Conde está en la cárcel. Si no fuese porque al pagar una cerveza a 2,40 euros sientes un sonoro sopapo en los morros que te devuelve a abril del 2016, uno pensaría que está de regreso en los noventa.

Conde se paseaba entonces por las facultades de Económicas como si fuese una estrella de rock y la chavalada se hacía fotos junto a su sonrisa de gomina anticipando en 20 años o más los selfies, solo que con revelado manual y marco de plata.

A Mario Conde le escuchamos mucho tiempo después pontificar sobre el desfase de aquellos años, que no estaba tanto en la orgía pastillera de la ruta del bakalao, sino en la cama redonda de las divisas que se magreaban en los reservados. Para Conde, todo era cuestión de elegancia, como cuando se vestía de casual friday para entrar y salir de Alcalá Meco:

-Llegó un momento en que si no tenías el dinero en Suiza eras un hortera.

Y, para no ser un hortera, Bertín Osborne también se hizo su cuenta en Mossack Fonseca, que es donde hay que estar para codearse con los ministros y las familias bien de toda la vida. Bertín, afamado superventas de casetes de bar de carretera, lleva en la tele desde las Mama Chicho, cantando rancheras y contando los mismos chistes de gangosos y cornudos, que serán rancios, pero se facturan offshore.

A este paso, con Conde y Osborne en pleno revival, falta poco para que Bárbara Rey vuelva a ser el icono sexual de esta España atrapada en los noventa. Como si no hubiésemos salido nunca de un chiste de Eugenio.