Niños: dieta variada sí, dieta vegana no

Rosaura Leis TRIBUNA

OPINIÓN

29 ene 2020 . Actualizado a las 05:00 h.

La pérdida de los estilos de vida saludables (abandono de las dietas atlántica y mediterránea, disminución de la actividad física y aumento de la inactividad a través del ocio pasivo) acontecida en los últimos años guarda una estrecha asociación con las principales causas de morbilidad y mortalidad actuales. Sabemos que una adecuada alimentación y nutrición es fundamental para la prevención de enfermedades y además, en ocasiones, único tratamiento y siempre coadyuvante de otras terapias en la consecución de un mejor pronóstico.

Para que una dieta aporte todos los nutrientes y componentes funcionales necesarios para una buena salud debe ser suficiente en cantidad, variada (distintos tipos de alimentos), diversificada (no interferir unos nutrientes con otros) y adecuada a las necesidades por edad, sexo, actividad física y estado de salud o enfermedad. Si esto es fundamental en cualquier momento del ciclo vital, lo es todavía más en la edad pediátrica, cuando el organismo está en crecimiento y desarrollo y además se está produciendo la programación metabólica, a corto, medio y largo plazo. De qué va a enfermar y a morir este niño en su edad adulta. Por ello, cualquier dieta o alimentación restrictiva puede suponer un importante riesgo de deficiencias nutricionales. No es aconsejable retirar de nuestra dieta ningún alimento por un falso diagnóstico de alergia o intolerancia o falsas creencias. Cuando esto sea necesario, debe realizarse bajo control y consejo médico, para asegurar la ingesta de los nutrientes recomendados.

Es importante hacer hincapié que la propia dieta actual, aunque sea omnívora, dado que no sigue las recomendaciones de la pirámide alimentaria, también supone riesgo de falta de nutrientes y exceso de energía, grasas saturadas y trans y azúcares, que está condicionando la actual pandemia de obesidad, con todas sus enfermedades asociadas. Esta tiene su origen cada vez a edades más tempranas, con importantes repercusiones negativas para la salud y la calidad de vida.

Si bien las dietas tradicionales, naturales y bioactivas, tienen un importante aporte de cereales, fundamentalmente integrales, frutas y verduras, aceite de oliva y lácteos a diario, y las proteínas de origen animal deben suponer menos del 50 % del aporte de estas; una dieta vegetariana estricta puede dar lugar a falta de nutrientes fundamentales, déficit de hierro, calcio, vitamina B12, etcétera. Se hace necesaria una buena programación y, en ocasiones, suplementos para que esto no se produzca. Ante este importante riesgo, las sociedades científicas pediátricas no aconsejan el seguimiento de una dieta vegana por parte de los niños.