Histórico: Apple dice adiós a Intel

Javier Armesto Andrés
Javier Armesto CRÓNICAS DEL GRAFENO

OPINIÓN

BROOKS KRAFT / APPLE / HANDOUT

25 jun 2020 . Actualizado a las 09:26 h.

La conferencia de desarrolladores de Apple que tuvo lugar el lunes pasado dejó, como es habitual en esta cita de junio, novedades respecto a los sistemas operativos de la compañía de la manzana, que veremos en los iPhone, iPad, ordenadores Mac y relojes inteligentes Watch a partir del otoño. Entre ellas, algunas funcionalidades que los dispositivos Android llevan implementando casi una década, como los widgets o pequeñas aplicaciones con información ampliada en la pantalla de inicio del smartphone o el escritorio del ordenador. Esto es muy Apple, el presentar como un avance lo que la competencia lleva años utilizando (Microsoft también lanzó los Live Tiles o mosaicos dinámicos nada menos que en el 2012), pero conociendo a los de Cupertino seguro que lo han hecho de una manera más práctica y elegante.

Sin embargo, la gran noticia de la cita de Apple es que empezará a utilizar sus propios procesadores en el interior de los iMac y MacBook, basados en arquitectura ARM, la misma que emplean los chips que corren en el iPhone y el iPad. Esto significa que los desarrolladores de software podrán hacer que sus aplicaciones para iOS y iPadOS estén disponibles en los ordenadores Mac sin ninguna modificación, permitiendo optimizar así todo el ecosistema de la manzana.

La decisión supone el fin de la alianza con Intel, que tras un período de transición de dos años dejará de surtir sus procesadores a Apple. Algo que llevaba haciendo desde el 2005, cuando se pasó de los PowerPC de origen IBM a los Intel x86. Fue una jugada maestra de Steve Jobs, porque permitió además instalar Windows en los ordenadores de la manzana (en una partición del disco duro) junto a macOS, lo que amplió su base de usuarios y estableció comparaciones odiosas sobre las ventajas de uno y otro sistema operativo.

Para Apple, disponer de sus propios chips integrados posibilitará una mayor potencia y rendimiento gráfico de sus ordenadores, y programas profesionales y juegos más avanzados. Para Intel, que últimamente estaba perdiendo la batalla de los procesadores frente a la taiwanesa AMD —los Ryzen 3000 y 4000, fabricados con tecnología de 7 nanómetros, tienen una densidad muy superior— , puede ser un golpe mortal.