Hace poco, utilicé el término rosmar en una conversación de WhatsApp, y uno de mis colegas contó que tuvo que usar el diccionario de la RAG para saber a lo que me refería. Supongo, como decía el otro día en estas páginas María Canosa, que hay términos y expresiones -coger en el colo, timbrar, quitar (por sacar), no dar hecho, etcétera- que empleamos con total normalidad en castellano, sin darnos cuenta de que son más gallegas que el orballo, y que algunas no tienen una traducción que recoja todo su sentido. No creo que haya ningún gallego, desde Os Ancares a la punta de O Vicedo, al que si le pedimos que no sea rosmón, o le conminamos a que deje ya de rosmar (el ya aquí es importante, sobre todo si tu madre está empezando a enfadarse), no sepa a lo que nos referimos, y que no recuerde a su madre diciéndole eso mismo durante su infancia. Por alguna razón, y a pesar de que probablemente la traducción más cercana en el castellano sea la de gruñón, o refunfuñón, ninguna tiene, ni de lejos, el tinte cariñoso que le da el gallego. Pero a la vez, la expresión contiene un aviso, una admonición que vale más atender. Sería maravilloso que los políticos españoles tuvieran a su lado a una madre gallega, aunque fuese adoptiva, para reprenderles, agarimosa pero firme, cuando empezasen a rosmar. Sobre esto o sobre aquello, que el rosmar, como el falar, non ten cancelas. Pero sí que tiene repercusiones, porque las conversaciones se oxidan, se detienen, y todo es ruido y yo, mi, me. Y desaparecen las ideas y solo quedan consignas de manual. Tal vez por eso, salvo tristes excepciones, estamos más a gusto con nuestros políticos de proximidad (en los ayuntamientos) que con los que participan en la Isla de las Tentaciones en que se ha convertido la política nacional. Es como si los políticos cercanos aún tuviesen una madre que -como si no fuera importante, pero sabiendo que sí lo es- les recordase cada cierto tiempo que deben dejar de rosmar y ponerse a la tarea para la que están en ese puesto, y los otros, pobrecitos, fuesen huérfanos.