La nostalgia nunca falla. La mirada retrospectiva se ha convertido en una de las fuerzas con mayor tirón en los catálogos de las plataformas del siglo XXI. Muchas de las series que nacieron en los tiempos de la televisión convencional y el vídeo VHS buscan ocupar su lugar en la era del ocio digital y las redes sociales. Una prueba: las ansias por ver el reencuentro de la española Física o química llegó a colapsar los servidores de su servicio de streaming, Atresplayer Premium. Otra prueba: la añoranza de toda una generación está ahora depositada en la secuela del éxito mundial Sexo en Nueva York, que va alimentando expectativas dejando ver fotos de una Carrie Bradshaw madura con su nueva falda de tul y con viejos y nuevos personajes. Y también lanza el señuelo, real o imaginario, de que la relación entre la protagonista y Mr. Big podría seguir flotando en el aire tantos años después.
La secuela, titulada And Just All That, será uno de los nuevos alicientes de HBO Max, que ya puso la vista en el retrovisor con el icónico reencuentro de Friends. Las plataformas intuyen, y confirman, que a veces puede resultar más rentable rescatar una marca asentada que intentar poner en órbita un título nuevo en un universo inabarcable. Y en ese intento de repescar a la audiencia de la serie original consiguen conquistar a las jóvenes promociones.