España, con las víctimas de la guerra

Sophie Muller REPRESENTANTE DEL ALTO COMISIONADO DE LAS NACIONES UNIDAS PARA LOS REFUGIADOS (ACNUR) EN ESPAÑA

OPINIÓN

MIKHAIL PALINCHAK

06 mar 2022 . Actualizado a las 05:00 h.

Escribo estas líneas con la mente puesta en ese millón largo de personas que, en apenas una semana, han cruzado la frontera de Ucrania, dejando atrás todo lo que habían construido a lo largo de su vida. En esas mujeres que dan el último adiós a sus esposos en la frontera para iniciar en solitario el duro camino del exilio; en esas escenas desgarradoras de despedida y separación de niños de sus padres y hermanos mayores, sin entender por qué ellos no viajan también con la familia. Y a pesar de haber conocido en mis 20 años de experiencia con ACNUR múltiples contextos de emergencias de desplazamiento forzoso en todo el mundo, la naturaleza del conflicto, las problemáticas de protección que se están produciendo, y tanto sufrimiento no dejan de impactarme. Y lo hago también consciente de que el derecho internacional y nuestro mandato humanitario se enfrenta a un desafío que parecían difícil de imaginar hace apenas unas semanas.

Nuestros equipos en la región están trabajando codo a codo con los países que están generosamente dejando las fronteras abiertas para permitir que los refugiados puedan poner a salvo sus vidas y hemos establecido un puente aéreo con materiales de ayuda humanitaria en Moldavia apoyando con la distribución de mantas térmicas, sacos de dormir o paquetes higiénicos. Pero también estamos dentro, ayudando a quienes viven el horror del conflicto.

A veces uno no se hace a la idea de lo que supone trabajar en una zona de conflicto. Del reto logístico de organizar un convoy de ayuda humanitaria con carreras y puentes destruidos, con toque de queda y restricción de movimientos, con fuego cruzado y nuestros colegas escondidos en los mismos refugios aéreos que el resto de la población civil. Todos ellos, los que salen y los que se quedan, necesitan y necesitarán en el futuro ayuda y nosotros, los humanitarios, necesitamos poder hacer nuestro trabajo. El anuncio de la apertura de pasos seguros para los civiles y para que nosotros podamos acceder a la población necesitada, es un paso positivo si se respeta. Como positiva ha sido la respuesta de los países vecinos manteniendo sus fronteras abiertas. Hemos dado la bienvenida a la activación de la directiva europea sobre protección temporal, que permitirá el acceso ágil a la protección en los Estados de la UE para los que huyen del conflicto: refugiados ucranios, los de distintas nacionalidades que se encontraban residiendo en el país y también personas apátridas. Las muestras de solidaridad por parte de la población civil y de distintos sectores en España y a nivel mundial ante un rápido éxodo sin precedentes en Europa en el último siglo, ha sido extraordinaria. Confío que España sabrá estar a la altura de la respuesta que se necesita compartiendo la responsabilidad de proteger, en unos momentos en los que las crisis de refugiados se multiplican.