Le Pen y la ruptura de la «Unión Europea geopolítica»
OPINIÓN
La segunda vuelta de las elecciones en Francia trascenderá su política interna, pues está en juego el rumbo de la Unión Europea de los próximos años. Los dos candidatos llegan separados por un pequeño margen, según las encuestas. Marine Le Pen, que ha aprendido de las lecciones de su última campaña presidencial, ha moderado su discurso aprovechando la candidatura más radical de Zemmour y el declive del partido conservador, con lo que ha ganado votos a la derecha de su oponente. La líder de Reagrupación —antes Frente— Nacional ha sabido centrar su programa en las preocupaciones de los franceses, de índole económica, mientras que Macron lleva a sus espaldas una gestión con medidas polémicas y protestas como la de los chalecos amarillos en el 2018.
En gran medida, el éxito de Le Pen en los últimos meses se debe a su astucia, evitando un asunto que ha marcado la campaña: la guerra en Ucrania. Hasta hace poco, la candidata de la derecha radical no había escondido su cercanía con Vladimir Putin e, incluso, el antiguo Frente Nacional fue acusado de recibir financiación rusa. Pero, tras el rechazo mayoritario de los franceses a la invasión, Le Pen optó por esconder estos vínculos: ha eludido hablar sobre ello y, de hecho, su partido destruyó más de un millón de folletos que incluían su foto con el presidente ruso.
Aun así, esto no ha cambiado su programa en política exterior, pues Le Pen propone la salida del mando militar integrado de la OTAN —que Francia ya abandonó entre 1966 y el 2009—, el abandono de las tesis europeístas de Macron, un distanciamiento con Alemania y un acercamiento hacia Rusia.
Esto sacudiría las capacidades estratégicas de la OTAN, ya que la salida del mando militar permite a Francia tomar decisiones de forma independiente sin coordinarse con las fuerzas de la Alianza, a pesar de seguir siendo miembro. Es más, tal y como ha asegurado Le Pen, bajo su presidencia Francia presionaría para que, tras el fin de la guerra, la OTAN lleve a cabo un acercamiento estratégico hacia Rusia. Le Pen ve a la OTAN como parte responsable de la invasión, y cree que una alianza con Moscú es la única forma de evitar la unión estratégica de China y Rusia, lo que entiende como un peligro potencial.
Pero, sobre todo —Macron también ha marcado algunas distancias con la OTAN—, la victoria de Le Pen supondría una ruptura con el proyecto de una «Unión geopolítica» que impulsan Von der Leyen y Borrell. No es solo a causa de medidas contra la integración, como el control de fronteras o la primacía del derecho francés sobre el de la UE, sino también por el distanciamiento que Le Pen propone respecto a Alemania. Considera que sus intereses estratégicos son casi opuestos y asegura que limitará la cooperación militar industrial entre ambos. Esto, además de debilitar el proyecto europeísta que ha encabezado Macron en los últimos años, daría a Putin una ventaja esencial. El eje francoalemán, corazón geopolítico de la Unión, quedaría bajo influencia rusa: una Alemania anclada a su dependencia energética y una Francia defensora de una alianza con Moscú tras la guerra.