Desde que en el 2008 los bancos nos acercaron al monte Calvario, el mundo ya no es el mismo. Por lo menos, Europa no es la misma. En nombre de la estabilidad financiera te pueden someter al mayor de los absurdos. En un artículo reciente señalé que la sentencia del 5 de mayo de la sala tercera del Tribunal de Justicia de la Unión Europea era, por analogía, un relato de Kafka. El absurdo es tan demoledor que aquellos que lo sufren solo pueden sentirse estafados. Estoy escribiendo de nuevo sobre el Banco Popular, aquel que compró nuestro Banco Pastor a pleno pulmón y meses después fue adquirido (por un euro) por la entidad presidida por Ana Patricia Botín. Los jueces españoles, en abrumadora mayoría, sentenciaron que el folleto de ampliación de capital del Banco Popular del 2016 era una falsedad. Y, en función de ello y de las leyes españolas, por haber engañado a los accionistas, estos debían ser indemnizados. Pero Europa dijo que no. Por la estabilidad financiera. Contra ella no hay nada que hacer.
Como estamos a pocos días de que se cumpla el quinto aniversario de la resolución del Popular, hay que celebrarlo con vítores. Fue el 7 de junio del 2017. Un día histórico. Y único. Como la Junta Única de Resolución (JUR) europea. Y digo único porque no se supo de otras resoluciones como la acontecida en España.
Europa ha salvado la estabilidad financiera. En nombre de ella todo puede acontecer. Esta es la conclusión a la que llego luego de haber repasado línea por línea la sentencia del 5 de mayo.
Los accionistas que hayan adquirido acciones de una entidad financiera en el marco de una oferta pública de suscripción carecen de todo derecho. No importa que la información que hayan recibido sea falsa, como quedó demostrado en los peritajes. Lo que importa es la estabilidad financiera.
Europa, nuestra Europa, consagra la propiedad privada… excepto si esa propiedad privada tiene algo que ver con un banco. Te quedas sin acciones. Y, a pesar de haber sido engañado, nadie va a pagar las culpas. Porque la estabilidad financiera todo lo puede. Por lo tanto, si a usted le da por montar un banco, sepa que tendrá siempre todas las de ganar cuando amplíen capital. Digan lo que digan en el folleto de oferta, serán absueltos (en la vía civil) por Europa. Resta la vía penal. Europa también santificará la estabilidad financiera.
Y dicho todo esto, solo me pregunto qué cara les habrá quedado a los jueces españoles que han aplicado estrictamente nuestro derecho. Han aplicado estrictamente la ley. Nuestra ley. Todo resulta tan confuso y genera tal indefensión que uno, yo mismo, ya no puede creer que la Justicia sea justa. Aunque casi siempre lo es. Menos cuando nos topamos con la estabilidad financiera.
Han puesto de moda el engaño, la burla, el desamparo y la desprotección de los consumidores. Parece mentira. Pero es verdad.