Los últimos bailes de Nadal

Mariluz Ferreiro A MI BOLA

OPINIÓN

YOAN VALAT | EFE

05 jun 2022 . Actualizado a las 20:13 h.

Con el paso de las ediciones de Roland Garros, muchos espectadores franceses acudían a los duelos de Rafa Nadal con la expectativa de ver caer al tirano. Y así lo expresaban durante los partidos. Luego, en cada final, tocaba rendirse a la evidencia con una ovación. Nadal, en el cielo y en la tierra. Pero hasta la grada de París siente que quizás esté ante los últimos bailes del español. Roland Garros vale mucho menos sin Nadal. Los adoradores de los cañoneros, que desprecian la arcilla roja de la Philippe Chatrier, acusan a la estrella de ser flor de una única superficie. Todo depende de la perspectiva. En pista dura Nadal ha ganado más títulos que Andre Agassi. El mallorquín se impone por sufrimiento, acumulación, agotamiento… Frente a otros monstruos y ante la adversidad. Un modelo que parece en peligro de extinción en estos tiempos efervescentes en los que reina lo instantáneo, la subida rápida en el ascensor de Instagram y de la startup del portal a la cima, intentando no parar en ningún piso intermedio. Las brasas frente a las bengalas.

Todo el mundo le pide más. Que siga, a pesar de su pie izquierdo. Que si ha podido doblegar a Djokovic en un enfrentamiento para la historia, por qué no seguir sufriendo un poco más. Egoísmo de todos para mantener en la cima al último nombre de aquella generación prodigiosa de los Gasol, Xavi, Iniesta, Laia Palau, Alonso… Los que dejaron atrás aquellos complejos que susurraban en las citas clave que era imposible competir como italianos y balcánicos, ser respetados como alemanes u ofrecer espectáculo en el campo o en la cancha como brasileños o estadounidenses. Es difícil asumir que la fiesta se acaba. Pero a Nadal le duele más que a nadie este último baile.