Los gasoductos rusos Nord Stream 1 y 2 han provocado un intenso debate en Twitter y otras redes. Los partidarios acérrimos de Putin (los mismos que niegan la invasión y/o consideran que Ucrania tiene la culpa) vieron en estos posibles sabotajes una oportunidad de volver a mostrar su lealtad a la causa del Kremlin.
¿Cómo lo hicieron? Acusando a Estados Unidos de haber causado las explosiones. ¿Tenían datos o información para sostenerlo? No. Solo conjeturas, sospechas y casualidades. Es decir, los ingredientes básicos que se usan en el 99,9 % de las teorías de la conspiración.
Entre los que suscribió esa tesis destacó un nombre propio, el de Juan Carlos Monedero, fundador de Podemos, que escribió un mensaje muy polémico. Empezó con un «todo apunta a que han sido los Estados Unidos» y acabó con un «Viva la OTAN». ¿Para qué esperar a los hechos? En el medio, unos cuantos tópicos y la cita a un vídeo de Biden en el que supuestamente amenazaba una de las infraestructuras ahora dañadas. Rápidamente llegaron respuestas. Muchas contenían el vídeo de Biden. Otras daban detalles del supuesto contubernio que podría firmar la propaganda rusa. Y solo unas pocas ponían cordura y pedían prudencia a la hora de valorar acusaciones tan discutibles como los falsos referendos de Putin en las zonas ocupadas de Ucrania.