Una semana más sería insoportable

Auguso Pérez-Cepeda Vila DECANO DEL ILUSTRE COLEGIO PROVINCIAL DE ABOGADOS DE A CORUÑA

OPINIÓN

Eduardo Parra | EUROPAPRESS

25 mar 2023 . Actualizado a las 05:00 h.

Cuando me mandaron la última nota del comité de huelga de los letrados de la Administración de Justicia en la que se indica que, después de una semana de negociaciones y debates se ha puesto sobre la mesa una propuesta de acuerdo, reconozco que respiré aliviado, pues una semana más de huelga se nos hubiese hecho insoportable a abogados y procuradores, que hemos sido, como en la anterior huelga, los verdaderos damnificados. Quiero ser respetuoso con los letrados y su derecho a la huelga, y confieso abiertamente que nunca he entendido a los que los censuraron porque la huelga se hacía para ganar más dinero. Como si las huelgas se hiciesen para perderlo, pero quiero mostrar en este artículo la otra cara de la moneda, o sea, el daño que venimos sufriendo todos estos años.

Si hubiese que emplear una palabra para definir cómo nos encontramos los abogados, esa sería hartazgo. Además, hartazgo con mayúsculas, pues no se ha podido tratar a un colectivo de una forma más despreciativa todos estos años, y si no lo creen, juzgue el lector por sí mismo. En el 2018 nos desayunamos con una huelga de funcionarios que nos causó, en principio, una gran sorpresa, porque, sin cuestionar el derecho a la huelga de todos los trabajadores, se dio la casualidad de que unos años antes se recurrió y se nos negó la suspensión del servicio de turno de oficio acordado en una asamblea de nuestro colegio, con el argumento de que primaba el derecho fundamental a la tutela judicial efectiva. Por si eso fuese poco, la huelga se prolongó en el tiempo y causó un gran daño en la economía de todos los abogados.

Detrás de eso vino una pandemia que no fue culpa de nadie, pero no por eso dejó de causarnos un gravísimo quebranto, ya que además se cerró con un inadmisible agravio a los abogados: declarar hábil gran parte del mes de agosto del 2020 mientras veíamos como el juzgado tenía su ritmo normal de vacaciones. Por eso nos preguntamos todos, no solo los abogados, qué sentido podía tener esa medida, llegando a la conclusión de que se nos impuso una medida que no se tuvo el valor de imponer a sus propios trabajadores.

Y cerramos el ciclo con lo que un miembro de mi junta calificó como las siete plagas de Egipto, esta huelga que se ha prolongado de forma inadmisible y con desprecio a todos nosotros. Es público y notorio que el Ministerio de Hacienda, que al final es el que tiene la sartén por el mango, tardó mucho en formar parte de las negociaciones y, en cuanto ha entrado se ha llegado a un acuerdo. Concluyo este relato dejando clara una cuestión: los abogados no podemos sentirnos peor tratados, tenemos la certeza de que no le importamos a nadie, pues de tenerse en cuenta nuestra situación, esto se hubiese solucionado mucho antes.