Alcaldes no reelegidos: culpables

César Casal González
césar casal CORAZONADAS

OPINIÓN

Sandra Alonso

29 may 2023 . Actualizado a las 05:00 h.

Decía Cesare Pavese que «la literatura es una defensa contra las ofensas de la vida». Pues el voto es una defensa contra las ofensas de la realidad, que son muchas. Si hay unos políticos que son ellos los que pierden las elecciones son los alcaldes. Por las ofensas más cercanas: las de las aceras y los caminos. Las alcaldesas y alcaldes que no salen reelegidos son culpables de su derrota. La campaña poco influye. Las tendencias modifican pequeños porcentajes. Los primeros ediles se examinan durante cuatro años, no durante quince días. Ese es el error que cometen muchos y que han pagado ayer. 

La cercanía en política mata. Es imposible disimular el desastre de un alcalde vago, de una corporación de gobierno que no gobernó. Este axioma se cumple todavía más cuántos menos habitantes tiene la localidad en juego. Aquella frase de Andreotti de que «el poder desgasta a quien no lo tiene» en los ayuntamientos se traduce en que el poder encumbra o hunde al que lo tiene. Las farolas que no se hicieron, la basura que no se recogió, las rotondas que no llevan a ninguna parte, las promesas que no se cumplieron... Todo a pie de calle, a mano del vecino se ve mucho más.

Los que hoy como Bugallo sufren que no piensen en los últimos quince días, ni en los etarras con delitos de sangre en las listas de Bildu. Eso toca dentro de seis meses. La cesta de la compra no echa a alcaldes. La disparatada cesta de la compra echará a Sánchez, si no le pone remedio. Pero hoy en Galicia, Ferrol cambia de manos por la gestión. El ejemplo más claro de esta teoría es Abel Caballero.

Suelen decir los alcaldes cuando lo son que es el trabajo más bonito de sus vidas. No les entiendo. Nada quema tanto como tener el mando más cercano a la vida de tus conciudadanos. A mí me parece lo de ser alcalde trabajos forzados, sin horario ni medida, como escribió Antonio Gala que era el amor en ese poema suyo que lo cantaron Clara Montes o Antonio Vega tan bonito. «A trabajos forzados me condena mi corazón, del que te di la llave».

No se equivoquen los que se han quedado sin bastón de mando. Lo empezaron a perder en el 2020, en el 2021, en el 2022 y lo terminaron de perder en el 2023. El alcalde más que nadie tiene que cumplir aquello que decía Fraga de darle la mano y un abrazo por lo menos dos veces a cada votante en cada mandato. Un alcalde que no saluda y que va en coche oficial es un alcalde que no repetirá por muy guapo que salga en los carteles. Y, donde la sorpresa fue mayúscula, piensen que todo tiene excepciones. Cada vez más lo que si rompe cualquier quiniela y esfuerzo es la tendencia actual a que la política sea un meme. En la excepción ourensana, por ejemplo, tiene más éxito el dislate que el sentido común.