El arma más poderosa de Rusia: el hambre

María Cruz Díaz Álvarez PRESIDENTA DE LA ASOCIACIÓN NACIONAL DE INGENIEROS AGRÓNOMOS DEL INSTITUTO DE LA INGENIERÍA DE ESPAÑA

OPINIÓN

RAQUEL MANZANARES | EFE

22 jul 2023 . Actualizado a las 10:03 h.

Hace unos días nos sorprendía la noticia de la suspensión del acuerdo entre Rusia y Ucrania de la exportación del grano ucraniano a través del Mar Negro. No es coincidencia que esta decisión llegase justo cuando Rusia culpara a Ucrania y este reconociera el ataque al puente de Crimea. De nuevo, Putin consigue estrangular el mercado del cereal para mostrarnos la importancia de poner fin a las sanciones que sufren y que afecta a su producción agrícola (maquinaria agrícola y exportación de fertilizantes), así como a otros sectores de su producción.

España tiene una gran dependencia del grano ucraniano. Antes de la invasión importábamos un 30 % del maíz y hasta el 60 % del aceite de girasol de Ucrania. Esta prohibición nos va a afectar enormemente, a lo que se une la dificultad de traer fertilizantes rusos, un mercado muy importante para conseguir las producciones que necesitamos en nuestro país. Recordemos que en España no somos ni siquiera capaces de producir algunos productos que consumimos y que importábamos a precios competitivos de Rusia y de Ucrania.

Esto supone un duro golpe para la economía y agricultura. La mala cosecha obtenida en la zona sur de nuestro país, aunque aceptable en la zona norte, nos lleva a trabajar arduamente en la búsqueda de nuevos mercados para intentar paliar esta sangría de precios. Aun así, debemos andar con mucho cuidado y mejorar nuestra producción, pero es un hecho muy complicado por la situación hídrica de nuestro país y la necesidad de incrementar y mejorar nuestros regadíos. Una misma hectárea de regadío produce seis veces más que en secano lo cual es vital para reducir nuestra dependencia.

Entre esos nuevos mercados, mucho más lejanos, encontramos Canadá o Brasil, aunque es relevante destacar la cosecha obtenida en Francia, lo que nos ha permitido llegar a ese mercado, pero con unos precios razonablemente más elevados. En esta campaña hay que agradecer la excelente cosecha de Brasil, que puede paliar las temidas hambrunas de los países en desarrollo, sobre todo los africanos. Si esta situación continúa así, en octubre o noviembre, ya notaremos la subida de los precios, aunque tenemos la esperanza de que se lleguen a acuerdos que permitan el desbloqueo. También se ha incrementado la oferta de otros mercados alternativos que pueden disminuir el alza da precios estimada.

El principal problema de Ucrania con estas exportaciones, además del económico, está relacionado con la cantidad de cereal que tienen almacenado y la falta de lugares de almacenamiento ya que tiene que guardar 5 millones de toneladas al mes. En España tendríamos que volver a plantearnos la utilización de los silos, que se desmantelaron por falta de rentabilidad y las políticas de globalización, aunque eran estratégicos. Al final, todo el cereal que llega a España se gasta a muy corto plazo.