Una creencia muy extendida entre la población dice que el verano es letal para las parejas. El del 2023 parece confirmar la popular regla. Hay sonoros casos de rupturas de gente famosa. El miércoles conocimos que Britney Spears se divorciaba de su marido. Antes supimos que Rosalía y Rauw Alejandro habían separado sus caminos. En la galería de ilustres desemparejados también figuran Natalie Portman, Ricky Martin o Tini Stoessel, entre otros.
Ayer, cuando pasó lo que pasó en el Congreso (Sánchez consiguió su objetivo de controlar la Mesa y manejar los tiempos de la investidura y el PP cosechó un enorme revés al perder incluso los votos de Vox) hubo usuarios en Twitter que incluyeron, con retranca, a Feijoo y Abascal en la relación de idilios interrumpidos o extinguidos definitivamente.
Ambos políticos, condenados a llegar a acuerdos para ganar cuotas de poder, no acaban de entenderse ni en público ni en privado. Son socios en un puñado de comunidades y decenas de ayuntamientos, pero no hay fotos de ellos juntos. No exhiben la complicidad y la sintonía de Yolanda Díaz y Pedro Sánchez, muy dados a los arrumacos. ¿Qué haría el socialista si volviera Puigdemont, ahora árbitro de la escena política española? ¿Sería muy frío, como Alberto con Santiago? ¿O tan cariñoso como se mostró ayer con la líder de Sumar? Veremos.