El fallecimiento de María Teresa Campos ha convertido en noticia a quien vivió y disfrutó de darlas. Porque pocas periodistas han tenido la trayectoria impecable de la Campos. Quienes se queden con un perfil sesgado de su persona se habrán perdido a una profesional que hizo historia en la radio y en la televisión. Antes de María Teresa, cuando dirigió informativos, fue muchos años Mari Tere, el hipocorístico que mejor la define. Cercana, ingeniosa y con mucho humor, enseguida se convirtió en un referente para las mujeres que se veían reflejadas en ella. Porque si algo tiene María Teresa Campos es esa proximidad que poca gente consigue en los medios. Y ella rompió moldes antes que muchas. No iba de intelectual ni vestía de progre, sino todo lo contrario. Era una de tantas: madre y viuda, enfundada en su traje de chaqueta clásico, se encumbró como una defensora de aquellas que estaban en casa por las mañanas. Las dignificó cuando la mayoría las relegaba a un público «marujo» y de poco interés. Ella les dio voz y voto, y voto de izquierdas, porque siempre fue una progresista declarada que defendió la democracia en el golpe de Estado y puso su vida en peligro cuando pocos daban un paso adelante. Su figura ha quedado ensombrecida por el colorinchi del rosa, pero su exigente y esforzada personalidad la hizo ser premiada como una de las mejores. Conviene recordarlo cuando se enciende la televisión y nos asalta tanta morralla.