Y en esto llegó Óscar Puente

Ernesto Sánchez Pombo
Ernesto S. Pombo EL REINO DE LA LLUVIA

OPINIÓN

Daniel González | EFE

27 sep 2023 . Actualizado a las 05:00 h.

De las investiduras celebradas en España, la de Núñez Feijoo es la que entraña menor intriga. El candidato lleva dos meses y cuatro días reconociendo la falta de apoyos y ayer se presentó en la tribuna sabiéndose líder de la oposición como ya se declaró el domingo ante decenas de miles de seguidores. Había poco que discutir y la de ayer tenía más tintes de una sesión de control del Gobierno, de un martes cualquiera en el Senado, que de un cónclave para elegir al presidente de un país.

Desde el inicio Feijoo fue a por todas. Atacando sin piedad. Los reproches a Pedro Sánchez comenzaron al iniciar su intervención. La palabra amnistía saltó sobre la bancada socialista como un puñal, a propósito de una eventual medida de gracia que se aplicará a los líderes del procés. Como los reproches por las cesiones al independentismo, apostando firmemente por no conceder ni el perdón ni un referendo. Tampoco explicó cuál es la solución que le pretende dar al conflicto, más allá de «tender la mano a Cataluña».

Feijoo habló de todo. Con contradicciones, como siempre. Y con datos incorrectos. Como casi siempre. Incluso planteó cuestiones que suponen una rectificación sobre lo que vino afirmando y lo que votó su partido, como el salario mínimo, el impuesto a los ricos o las okupaciones de pisos y casas. Y olvidando lo ocurrido en Extremadura y Murcia aseguró que «hay que recuperar el valor de la palabra dada». Quizás la mayor novedad del candidato estuvo en la creación del delito de deslealtad constitucional, sin especificar en qué consistiría, aunque ya la ministra Montero se apresuró a preguntar si el rechazo a la renovación de Consejo General del Poder Judicial entraría en este apartado.

Pero lo que hubiera sido una sesión de control al Gobierno al uso, la desvirtuó la presencia de Óscar Puente que, sorpresivamente, sustituyó a Pedro Sánchez. Lo hizo para decirle al candidato lo que el presidente en funciones no debería de poder decirle. Una durísima enmienda a la totalidad sobre su recorrido político. Con dureza y agresividad. Con todo tipo de reproches. Sin olvidar nada. El vallisoletano, encendió una hoguera que la presidenta Armengol, quizás por falta de carácter, tuvo dificultades para apagar. La situación se tornó en esperpéntica con la bancada popular puesta en pie llamando cobarde al presidente en funciones, por rechazar debatir con el candidato. Fueron momentos para la vergüenza que pasarán a la peor historia del parlamentarismo.

La irrupción de Óscar Puente y los gritos de la vergüenza fueron lo más novedoso de una sesión de la que ya nos sabíamos el guion. Porque Núñez Feijoo no fue al Parlamento a buscar votos para su investidura. Su pretensión era cerrar las discusiones y dudas internas entre los mandamases populares sobre su liderazgo. Y a juzgar por la aparatosa llegada al Congreso y las atronadoras ovaciones, el líder popular obtuvo la aceptación de