Por un mayor emprendimiento en Galicia

Fernando González Laxe
fernando gonzález laxe EXPRESIDENTE DE LA XUNTA

OPINIÓN

Espacio coworking Sende, en Lobeira
Espacio coworking Sende, en Lobeira

19 ago 2024 . Actualizado a las 05:00 h.

Fue Schumpeter quien acuñó el concepto de destrucción creativa para justificar tanto los cambios de paradigmas como la irrupción de los emprendedores. Consiste en destruir algo para crear algo nuevo e innovador, habitualmente mejor. Más tarde, el gurú del management norteamericano Porter introdujo la estrategia competitiva en las empresas, al tener en consideración varios elementos claves como el poder negociador ante los proveedores y los clientes evaluando a sus rivales y la situación de la competencia.

En España, la cultura del emprendimiento no cuajó como en otros países. Las sucesivas políticas económicas franquistas consolidaron empresas muy apoyadas por las subvenciones oficiales, por las licencias en exclusiva para unos pocos y por las prerrogativas singulares a ciertas empresas que hicieron que el empresariado de la época gozara de unos amplios y suculentos incentivos para implantarse y consolidarse. En la actualidad, después de los cambios de paradigma, las empresas han de poseer capacidad para emprender; esto es, posibilidad de constituir iniciativas de negocios por cuenta propia y con perdurabilidad en el tiempo. Hoy, se detecta un aumento de la cultura empresarial; un incremento de la atractividad empresarial por parte de los jóvenes; aumentos de la sensación de haber perdido el miedo al fracaso, y una mayor mentalidad analítica y de carácter resiliente.

Existen diversos estudios sobre el emprendimiento. En el caso de Galicia, la aportación más relevante la lleva a cabo el GEM. Parte de la tasa de emprendimiento total (TEA), que refleja el porcentaje de población adulta que se involucra en iniciativas emprendedoras nacientes (ya reales y después de haber pagado salarios por tres meses) y de iniciativas nuevas (hasta 48 meses). La TEA en Galicia, para el 2023, se eleva al 5,4 %, el segundo valor más alto desde el 2020; y bastante próximo a la tasa récord obtenida en el 2018, cuando se logró el 5,6 %.

Llaman la atención los siguientes resultados: un mayor crecimiento emprendedor de las mujeres. Su tasa se eleva al 6,7 %, muy por encima de la de los hombres (4 %); la población emprendedora es más joven que en ejercicios anteriores. La mitad se encuentra entre los 35 y 44 años, siendo su tasa el 11 %, la ratio más alta en todos los tramos de edad. La mayoría de los emprendedores poseen estudios superiores, siendo mayor en las mujeres (51 %) que en los hombres (41 %), corroborando que la formación y educación financiera constituyen rasgos claves. Finalmente, entre las personas emprendedoras, un 8 % poseen discapacidad y un 14 % son inmigrantes.

Complementariamente, los proyectos poseen un capital semilla muy bajo, en la medida que el 71 % de los negocios parten con aportaciones iniciales inferiores a 30.000 euros. Se dirigen hacia el sector servicios (62 % en los casos femeninos y 47 % en los masculinos); y, mayoritariamente, son de origen familiar (el 85 %). El resultado es que el emprendimiento en Galicia está relacionado con las microempresas (menos de 5 empleados en el 70 % de los casos) y con una media de tres empleados por empresa; y, paralelamente, con una escasa propensión hacia la internacionalización (solo el 27 %). En resumen, un aumento del emprendedorismo, pero con singularidades.

Tres cosas recomiendan los emprendedores. La primera, simplificación administrativa y de trámites para su puesta en marcha. La segunda, mejor coordinación entre las diferentes Administraciones públicas. La tercera, mayor acceso a espacios de trabajo y nuevas tecnologías. Personalmente, añadiría una cuarta, necesitamos incrementar el fomento de la cultura emprendedora, con un mayor énfasis en los planes de estudios en las universidades públicas gallegas. De esta forma, corregiríamos inercias y facilitaríamos el acceso a la nueva realidad.