Hacerse películas

José Francisco Sánchez Sánchez
Paco Sánchez EN LA CUERDA FLOJA

OPINIÓN

Borja Puig de la Bellacasa | EFE

07 sep 2024 . Actualizado a las 05:00 h.

Un antiguo guionista de Hollywood resumía de manera maravillosa qué tipo de historias buscaba la industria cinematográfica: «Lo que los productores quieren es una obra maestra original pero que resulte familiar, inusual pero popular, moralista pero sexi, verdadera pero improbable, tierna pero violenta, vistosa pero intelectual. Cuando la tienen, pueden trabajar en ella y hacerla comercial para justificar sus altos salarios». Un profesor muy estimado me dijo cierta vez que un amigo común iba cumpliendo años sin conseguir casarse porque buscaba una chica imposible, «un cruce entre Teresa de Jesús y Marilyn Monroe, y claro...»

Marilyn nada tenía de monja —de santa, quizá más de lo que la gente piensa — y la Teresona de Ávila era, de hecho, guapísima. Pero ya se entiende, supongo. Tampoco los binomios de oposiciones que planteaba el guionista se contradicen, aunque lo parezca y hagan sonreír porque son agudos y certeros, como casi todas las paradojas. Quizá la recién decretada película de Maduro, Navidad en octubre, también haga reír a alguien, sin embargo lo que más se escucha de momento no son risas, sino el silencio estremecedor y chirriante sobre los asesinatos y la orden de detención contra Edmundo González, verdadero ganador de las elecciones. El uso excesivo de la expresión «insulto a la inteligencia» la ha dejado gastada y descolorida como una chaqueta vieja. Quizá porque en el fondo resulta falsa: la inteligencia se insulta a sí misma cuando acepta esas astracanadas, fruto acaso de grandes asesores internacionales como Zapatero o Monedero. O cuando aplaude consignas idiotas: «Más transporte público y menos Lamborghinis». A ver cuál nos cuentan hoy. Porque, si hay comité federal, toca película.