En pleno caso Begoña Gómez, Pedro Sánchez acaba de sacar de la chistera un sutil «plan de acción por la democracia». Quiere acabar con «el fango» y todas sus «máquinas». Aboga por la transparencia de instituciones, medios de comunicación y judicatura. No voy a entrar. Pero sí voy a proponer que, en aras de la transparencia, las ruedas de prensa que se convoquen desde la Moncloa y organismos adyacentes sean con preguntas que han de ser respondidas (a veces, con un sí o un no es suficiente).
También propongo que el presidente y sus ministros no se queden ensimismados cuando ven sus fotos en medios afines de la capi y que ofrezcan a toda la ciudadanía —sí, también aquella que vive en Soria, Cuenca o Badajoz— la posibilidad de que sepan lo que piensan sobre los proyectos que desarrollan en estos territorios (si es que los hay). Y, por último, sería conveniente que la ministra portavoz, el de Transportes o el diputado Patxi López comiencen a tener vergüenza por haberse convertido en títeres que repiten y repiten eslóganes como discos rayados.