Vamos como motos

OPINIÓN

25 sep 2024 . Actualizado a las 05:00 h.

Creo que uno de los problemas más serios que deberíamos afrontar con decisión y prontitud es la hiperactividad en la que estamos inmersos. La vida va muy rápida, demasiado rápida me atrevo a decir. Estamos confundiendo la acumulación de aparatos y de experiencias con una vida mejor. La mayoría de las máquinas que pretenden liberar al hombre o a la mujer han nacido de la necesidad económica de ir más de prisa, del modelo económico e industrial que nos hemos dado, basado en el consumo, algo que ya fue denunciado hace años por, entre otros, Ernst Friedrich Schumacher, Jacques Testart y Gilles Lipovetsky (un economista, un biólogo y un sociólogo, respectivamente). Pero seguimos empecinados en ir por ahí. El precio que estamos pagando es cada vez más alto.

Porque la crisis de salud mental que desborda a psiquiatras, psicólogos y médicos de atención primaria encuentra ahí, a decir de los expertos, una de sus principales causas, junto con una sociabilidad puntual y efímera, una ruptura de la urdimbre relacional que trababa nuestras sociedades. Unida a la patología mental está creciendo también una profunda insatisfacción existencial, un hastío que no sabemos muy bien de dónde nace, porque tenemos de todo… ¿No será que el ser humano necesita para vivir, tanto como el aire que respira, espacios de gratuidad, parsimonia, momentos de contemplación, silencio compartido, más ser y menos tener, saborear el momento presente, estar por encima de los propios deseos?