México: otro disparate revisionista

César Casal González
César Casal CORAZONADAS

OPINIÓN

El presidente Andrés Manuel López Obrador y su sucesora, Claudia Sheinbaum,  en Ciudad de México.
El presidente Andrés Manuel López Obrador y su sucesora, Claudia Sheinbaum,  en Ciudad de México. Sáshenka Gutiérrez | EFE

27 sep 2024 . Actualizado a las 05:00 h.

No tiene sentido. No se puede ver la historia de hace cinco siglos con los ojos de hoy. Lo que está ejecutando el Gobierno de México vetando nada menos que al jefe del Estado de España, Felipe VI, es otro disparate revisionista. No hay por dónde cogerlo. Es pueril y pura demagogia. Solo tiene como objetivo hacer política en el siglo XXI con crónicas más o menos ciertas del siglo XV, una tarea para historiadores, no para políticos oportunistas. López Obrador y su sucesora Claudia Sheinbaum tienen muchas cosas que ocultar de su nefasta gestión. Si quieren hablar de matanzas, por desgracia las sufren hoy en su territorio con los crímenes del narcotráfico. Pero nada mejor que señalar hacia el rey de España, un país que les ha dado nada menos que el idioma, entre otros muchos lazos, para ocultar su atroz realidad. Además se suman así a la moda de los ideólogos zurdos de revisar lo que sea para manchar de imperialismo a los que nada han tenido que ver con ese pasado. Quieren apropiarse del indigenismo, como si ser indígena fuese una cuestión de izquierdas.

¿De verdad, Felipe VI es culpable de algo como para pedir perdón? No se sostiene. ¿De verdad hay culpa hoy? Esa falsa leyenda negra creada y aumentada a propósito por escritores de parte sobre la colonización española obvia todo lo que nos les interesa. Por ejemplo, que fue mucho más integradora que las que llevaron a cabo los ingleses, los holandeses o los belgas. Se imaginan. No invitamos al canciller alemán por la Segunda Guerra Mundial. Países Bajos no nos invita ni se sienta a nuestra mesa por los Tercios de Flandes. Italia nos da la espalda por Felipe II. ¿Dónde se pone el límite? ¿Donde no se ponía el sol? Algunos quieren situarlo como siempre donde les da la gana. Se trata de embarrar el terreno.

Tanto es así que el Ejecutivo español tampoco ha respondido como se merecía al Gobierno de México: como una sola voz. A pesar de que el rey ha reivindicado la cultura hispánica con habilidad diplomática. Y de que el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, desde Nueva York, ha dicho que es «inaceptable» el veto al jefe del Estado y ha subrayado que nadie del Gobierno irá a la cita de la toma de posesión. Pronto, hemos presenciado el espectáculo de cómo los socios de Gobierno y quienes lo apoyan han ninguneado las instrucciones de Sánchez y se han puesto del lado de los que están vetando a todo un país al no invitar a su máximo representante.

Rufián, de Esquerra, ha dicho que no irá por agenda, pero que le encantaría asistir. Ana Pontón y Ana Miranda, del Bloque, justifican su presencia en la toma de posesión con la disculpa de que iban a viajar a México para encontrarse con los emigrantes. El Bloque se suma así a Bildu, cuyo representante Jon Iñarritu también ha confirmado su presencia. No faltarán Gerardo Pisarello y Ada Colau, de los Comunes. En seguida, Irene Montero, de Podemos, también quiere asistir. Y Enrique Santiago, del PC, por tanto de IU, por tanto de Sumar, y uno de los principales colaboradores de la vicepresidenta Yolanda Díaz, le dará la bendición con su presencia a Claudia Sheinbaum. No tenemos un Gobierno plural. Tenemos un Ejecutivo roto y sectario.