Con la bajada de las temperaturas llegan los primeros resfriados. Hay más humedad, hace más frío, se reducen las horas de sol y el estrés se dispara por el exceso de responsabilidades y la falta de tiempo para cumplir con todo. Normalmente, disminuye nuestro bienestar y nos sentimos mal.
Algunos estudios señalan el interés de incluir en nuestra dieta determinados elementos como hierro, vitaminas del grupo B, proteínas, vitamina C e hidratos de carbono complejos. El otoño resulta perfecto para disfrutar de setas, champiñones, granadas, uvas o castañas, que en esta época están en su momento óptimo de sazón. Elija el que prefiera o combínelos a su gusto. El caqui aporta vitaminas y potasio, imprescindibles para el sistema nervioso, y actúa como antioxidante. Resulta beneficioso en personas que padecen diarrea o tienen elevados niveles de colesterol. Es posible encontrarlo en el mercado de septiembre a enero. Puede consumirlo al natural, en puré o en ensalada.
La castaña presenta hidratos de carbono, agua, grasa, minerales (potasio, fósforo, hierro, calcio, magnesio) y vitaminas del grupo B. Su contenido calórico es de, aproximadamente 195 kilocalorías por 100 gramos. Puede consumirlas en crudo, en marrón glacé, en pasteles, rellenos de aves, con verduras, en puré, en cremas vegetales, como entrante o guarnición.
El kiwi presenta un alto contenido en vitamina C, que lo convierte en un buen antioxidante, mejora el estreñimiento, ayuda a reducir el estrés y combate la anemia. Puede encontrarlo en su frutería habitual desde septiembre hasta abril.
Mandarina y naranja aportan un alto contenido en vitamina C, apropiada para disminuir los efectos de la gripe y el resfriado. Es posible encontrarlas en el mercado desde septiembre hasta abril.
Las uvas contienen hierro, fósforo y calcio, imprescindibles para el organismo. Su consumo puede ser en crudo, con queso, en guisos de carne, etcétera.