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Las mujeres que se han pinchado en sus barrigas las hormonas, las que han llorado cada vez que les venía la regla, las que han entrado en quirófano para que les extrajeran los óvulos, las que han esperado a que les dieran el resultado de sus embriones, aquellas que se han armado de valor y han puesto su cuerpo y su amor para tener un hijo tienen que ver la película Joy (Netflix). Pero también es muy recomendable para aquellos que no confían en la ciencia y para quienes han perdido la esperanza. La primera niña que nació gracias a una fecundación in vitro es Louise Joy Brown, que en julio cumplió 46 años. No fue un milagro, sino el resultado del tesón y la combinación genial de tres personas: el científico Robert Edwards, el obstetra Patrick Steptoe y la enfermera Jean Purdy, que fueron acosados ferozmente por sus investigaciones. A ella va dedicado este filme que rescata de la memoria a una mujer maravillosa que, desgraciadamente, consiguió el reconocimiento muy tarde porque el mérito se lo llevaron ellos. Pero sin Jean Purdy la pequeña Louis no habría venido al mundo ni el doctor Edwards habría sido premio Nobel. Ni habrían nacido los más de doce millones de niños que desde 1978 se conciben por fecundación in vitro. La infertilidad es un dolor incomprensible para quienes no la sufren. Vean Joy, es la alegría de dar vida y un tributo a todas las mujeres que, antes que nosotras, lucharon para que hoy abracemos a nuestros hijos.