Trump y el fin del mundo

Javier Armesto Andrés
Javier Armesto CRÓNICAS DEL GRAFENO

OPINIÓN

Francois Lenoir | REUTERS

23 ene 2025 . Actualizado a las 05:00 h.

Las reacciones tras el regreso de Donald Trump a la Casa Blanca oscilan entre el apocalipsis y la ingenuidad. Los apocalípticos aseguran que está en riesgo la democracia en Estados Unidos. Yo no sé cuál es su concepto de democracia, pero si en las elecciones obtuvo el apoyo de 77 millones de personas y 312 votos en el colegio electoral, por 226 de su oponente, la aritmética es muy sencilla: según el sistema norteamericano, la presidencia es suya. En el 2021, Trump se negó a reconocer la victoria de Joe Biden y fue justamente acusado de conspiranoico y de no aceptar las reglas del juego. Ahora es al revés, son los autodenominados «progresistas» los que no aceptan que una mayoría de estadounidenses lo han elegido para que haga realidad lo que prometió en su programa, y lo está haciendo.

Si en Estados Unidos la democracia pende de un hilo, ¿qué se puede decir de España, donde gobierna (es un decir) un señor que no ganó las elecciones, obtuvo solo 121 escaños de los 176 necesarios para ser presidente y está sostenido por las formaciones que quieren romper el país y que representan a una minoría de ciudadanos); donde se indulta a los condenados por el mayor caso de corrupción porque son del mismo partido que el inquilino de la Moncloa; donde desde el Ejecutivo se impulsan leyes para tratar de silenciar a los medios (no lo conseguirán) y maniatar a los jueces, y se toma el control de empresas privadas «estratégicas»; y donde se mantiene una equidistancia con dictaduras como la venezolana (Madrid sigue sin reconocer a Edmundo González como presidente legítimo). El tremendismo ante la victoria de Trump es el mismo que vimos con Milei, del que poco se habla ahora que ha conseguido bajar la hiperinflación en Argentina del 25,5 % al 3,5 % en un año.

Luego están los otros, los que se abonan al discurso naíf. Para ellos, Trump debería ser una especie de pater noster mundial que velase por los intereses individuales de cada nación. ¿Qué es lo que no entienden de que es el presidente de EE.UU. y gobierna para EE.UU.? Un ejemplo: aunque su mano derecha y uno de los principales donantes de su campaña (75 millones de dólares) es Elon Musk, dueño de Tesla, ha retirado las subvenciones al coche eléctrico porque van contra la industria del automóvil norteamericana. Los teslas, americanos o chinos, ya los comprará Europa.