el presidente de EE.UU.ha transmitido la imagen de un poderío sin límites, algo que situaría a su país por encima de todas las otras potencias del mundo, incluidas Rusia y China.
Parece tener prisa por extender su autoridad ejecutiva aún más allá de las barreras que pudieran marcar las leyes y la Constitución, con regulaciones por decreto en asuntos que quizá podrían exceder sus competencias. Así se manifestó su voluntad política en la exhibición de poder de los primeros días, sin tener en cuenta que ningún presidente debiera acabar desviando a su propio país hacia unas posiciones autoritarias y, justo por ser así, poco deseables. Mientras, el presidente Trump ha manifestado que quiere usar la base militar de Guantánamo para retener a unos 30.000 migrantes irregulares, como anunció el pasado miércoles en la Casa Blanca. Entre tanto, el mundo se reorienta en torno a sus nuevas «aportaciones políticas», que han abierto un amplio abanico de posibilidades en casi todas las vertientes. Así lo han percibido Canadá, México, Panamá, entre otras naciones concernidas.
En su primer discurso tras ganar las elecciones, Donald Trump aludió al papel pacificador de EE.UU. en el mundo y le tendió su mano al presidente ruso, Vladimir Putin, para dar un paso adelante y alcanzar «un arreglo a largo plazo» en la guerra de Ucrania. Una situación que sigue sin registrar avances, en un conflicto que empezó en febrero de 2022. Trump ha manifestado que su objetivo en Ucrania es la paz, pero lo cierto es que la guerra continua y que el presidente de EE.UU. sigue tropezando con un conflicto difícil de erradicar.