Guerra comercial: la psicosis de Trump por acabar con Occidente

Claudia Luna Palencia
Claudia Luna Palencia PERIODISTA MEXICANA. DIRECTORA DE «CONEXIÓN HISPANOAMÉRICA»

OPINIÓN

Nir Elias | REUTERS

04 feb 2025 . Actualizado a las 05:00 h.

A partir de esta semana, el guacamole costará más caro a los millones de consumidores estadounidense y todo, gracias a Trump. La aldea global está convirtiéndose en el viejo Oeste y el mandatario norteamericano quiere que vuelva a imperar la ley matona del mas fuerte.

Tras anunciar la imposición de tarifas arancelarias del 25 % para México y Canadá (y un 10 % extra para los energéticos canadienses) y un 10 % para los aranceles chinos, ya la Unión Europea espera su turno en cualquier momento.

Desde el Kremlin, el dictador ruso, Vladimir Putin, debe estarse carcajeando de ver, cómo desde la Casa Blanca, resquebrajan a Occidente; mientras Putin y el líder chino, Xi Jinping, intentan crear una nueva zona de influencia tejiendo sus propias alianzas estratégicas, el presidente Trump hace todo lo contrario: escupe a sus aliados europeos y les da una paliza a sus amigos del libre comercio. Esto es el mundo al revés.

En esta patológica actitud que desdeña a Occidente y la creación de alianzas permanentes bajo el respeto del mutuo propio y el reconocimiento del derecho internacional, prácticamente Trump está cargándose el Tratado de Libre Comercio de América del Norte, que entró en vigor el 1 de enero de 1994.

Es más, durante el primer mandato de Trump, se revisó y actualizó para entrar en vigor con esas nuevas cláusulas a partir del 1 de julio del 2020 tras las presiones por parte de la Casa Blanca.

Ahora, en un acto de prepotencia, ignora lo firmado y sin mediar siquiera un panel trilateral o bien abrirse a negociar, Trump utiliza la baza de la inmigración ilegal y de las drogas como el fentanilo para culpar de ambos males a México y a Canadá.

Lo hace, además, convencido de que mediante dicha fórmula de represalias hará más fuerte a su economía y corregirá los déficits comerciales que tiene en sus respectivas balanzas frente a México, Canadá y China. Ignorante de que ese desequilibrio surge por la enorme pérdida de competitividad y productividad que sufre la economía norteamericana desde la década de 1980.

Las consecuencias de esta nueva versión de la guerra comercial en la que Trump ataca directamente a sus dos socios comerciales más íntimos serán bastante negativas primordialmente para la propia economía norteamericana. El republicano ha decidido darle un tiro en el pie a Estados Unidos y lo hace desoyendo una enorme cantidad de advertencias de influyentes grupos de economistas que remarcan los perjuicios para diversos sectores productivos.

Una política comercial proteccionista en la que se rompen los equilibrios con sus tradicionales socios comerciales es una pésima señal que ya reinterpretan China y Rusia. Ambos países avanzan con los BRICS para crear su gran bloque comercial, tejen alianzas y buscan sus propias zonas de influencia, mientras Trump, ignorante de la historia está rompiendo a mazazo limpio con sus zonas de influencia y ataca a sus aliados.

Las murallas comerciales trumpistas pertenecen al medioevo, en ningún modelo económico imperante se han entretejido tantas cadenas de valor vinculantes como sucede en pleno 2025. Hoy el aleteo de una mariposa en Sudáfrica causa un impacto en Australia… las repercusiones serán sin duda globales.