
Teresa Portela es una leyenda del deporte español y un icono del deporte en Galicia, donde es un ejemplo de superación personal, trabajo, constancia, técnica y fortaleza física y mental. Es la única en España que ha competido en siete citas olímpicas: Sídney, Atenas, Pekín, Londres, Río de Janeiro, Tokio (donde consiguió la medalla de plata) y París.
Además de su trayectoria con los aros olímpicos, la gallega de Aldán suma 17 medallas en campeonatos del mundo y otras tantas en europeos. Pero quizá lo que resulte más llamativo de su carrera es la longevidad. Lleva más de 25 años dedicados al deporte de la piragua y su mayor éxito, la plata de Tokio, la logró a los 39 años. Además, en su última participación, en Francia, se hizo con un diploma olímpico, soplando ya 42 velas.
Sin duda, Teresa Portela es un tesoro que tenemos en Galicia y se ha ganado con su sudor y sus éxitos que, al menos, se la escuche cuando hable. Y no parece que sea este el caso que estamos viviendo. La palista gallega sorprendió el lunes anunciando que aparca la competición de forma indefinida, sin que su decisión signifique su retirada. Interrumpirá su presencia en citas internacionales al sentir que la Real Federación Española de Piragüismo (RFEP) desprecia al equipo femenino de kayakistas, con una falta de medios y de planificación impropia de una federación que no puede decirse que no tenga medios. Los dirigentes han decidido que el equipo de mujeres se concentre en Sevilla, algo que prácticamente excluye a Portela, que tiene que conciliar su vida personal y profesional con el piragüismo.
Resultará curioso observar cómo desde el CSD no moverán ni un dedo por escuchar y apoyar a una de las deportistas que más le ha dado. El mismo Consejo Superior de Deportes que corrió como alma que lleva el diablo para echar un capote al Barcelona en la inscripción de Dani Olmo. Por cierto, ¿cuántas olimpiadas lleva a cuestas este futbolista del Barça? Es una pena, pero sería una gran sorpresa que desde el CSD se llamara a capítulo al presidente de la federación y se le dijera que a una leyenda del deporte español no solo se la respeta, sino que se le ayuda. ¿Qué podemos esperar de dirigentes que tratan así a nuestras glorias deportivas?
Por no hablar del agravio que se ha cometido con el equipo femenino. ¿No merecen el mismo trato que Saúl Craviotto, Arévalo, Germade, Cooper y compañía? A veces se nos llena la boca con el apoyo al deporte femenino, pero luego la realidad es terca y no va por el mismo camino.
Volviendo a Teresa, perderse esta temporada no supondrá nada en su enorme carrera. Y si decidiera no volver al agua, tampoco. Ya lo ha hecho todo, pero no es de recibo que en la recta final de su trayectoria no se le ponga un puente de plata para que, en igualdad de condiciones con sus compañeras, pueda competir por seguir representando al más alto nivel a este país. Aquí, en Galicia, habría que plantearse la posibilidad de nombrar persona non grata al tal Javier Hernanz, presidente de la Federación Española de Piragüismo, padre de este desaguisado.