
Me he preguntado muchas veces, en absurdo soliloquio, por qué el PSOE de Sánchez recibe votos fuera de Cataluña y País Vasco. Es, obviamente, una pregunta retórica que nunca quiero contestarme. Para qué. Es una pregunta que sale de las tripas y no del intelecto. Sin embargo, por muy retórica que sea y por visceral que parezca su formulación, no deja de aturdirme que un andaluz o un gallego puedan votar a aquellos que están haciendo lo posible, y lo imposible, para rebajar su progreso y su nivel de vida.
Lo del cupo catalán parece una broma, pero no lo es. Los profanos en cuestiones económicas acudimos a las opiniones de gentes versadas en la materia. Incluso jerarcas del socialismo aseguran, con otras palabras o con las mismas, que es una barbaridad la financiación «singular» de Cataluña. Hace unos días se ha pronunciado Josep Borrell. Ha dicho: «Le pueden llamar singular y lo que quieran, pero cuando uno mira en qué consiste, pues consiste en que Cataluña recibe la gestión y por lo tanto la caja que se obtiene de los impuestos estatales (...) Cataluña recibiría de recaudación 30.000 millones de euros, que es la parte que hoy corresponde al Estado de los impuestos estatales en Cataluña».
Esa es la verdad, aunque lo niegue María Jesús Montero, ministra de Hacienda que será candidata en las elecciones andaluzas. Un portento esta mujer: castigará ferozmente a los andaluces si sale adelante el asunto «singular» de la financiación catalana, pero se presenta en Andalucía. No soy Tezanos, que todo lo acierta, pero no le auguro un buen resultado a su partido.
Por otro lado está el asunto de la Seguridad Social en el País Vasco. De momento ya le han traspasado a los vascos las pensiones no contributivas. Pero el pacto (por eso es presidente Pedro Sánchez) consiste en traspasarles también las pensiones contributivas. Resultado: la caja única de la Seguridad Social dejará de existir. Será el Gobierno vasco, y no el español, el que rubrique el pago de las prestaciones a los trabajadores y demás.
¿Parece imposible? Nada es imposible en el mundo onírico de nuestro presente político. Miren, si no, lo que ha sucedido con la amnistía. Quién hubiera dicho hace años que aquellos que la rechazaban son los mismos que la impulsaron.
La semana pasada, ante el TJUE, la Comisión Europea —órgano ejecutivo de la UE— se posicionó claramente: «No parece que la ley de amnistía responda a un interés general; es parte de un acuerdo para la investidura». Nos han dicho lo que ya conocíamos. Algunos, no todos.
Otros siguen pensando que el interés del independentismo catalán es el interés de España. Que el interés del País Vasco es el de España. No es así. Se trata únicamente de cambiar los votos de la investidura por prebendas para sus comunidades. Se trata del interés del PSOE y asociados («los nuestros»). Quizá por todo ello no esté de más la pregunta de mi soliloquio: ¿Por qué votan a Sánchez fuera de Cataluña y País Vasco? Casi lo ignoro.