Primero de supremacismo catalán

César Casal González
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OPINIÓN

MORELL | EFE

22 jul 2025 . Actualizado a las 05:00 h.

El ataque de la secretaria general de Podemos, Ione Belarra, fue duro, pero en este país cainita ya no esperamos otra cosa. Peor. Estamos tan acostumbrados que la diplomacia nos sorprendería. Somos más de arrasar con todo. Dijo Ione Belarra sobre la política de inmigración de Junts en una entrevista con el diario Ara: «Conceder el traspaso de la competencia a Cataluña es validar el racismo institucional que rige en toda España». Y Belarra siguió: «No podemos validar las batidas basadas en perfil étnico, los centros de internamiento de extranjeros, la política de extranjería que es violencia burocrática para los migrantes... No entraremos en un acuerdo racista impuesto por un partido como Junts, que tiene dificultades para hacer un cordón sanitario a Aliança [de ultraderecha]».

En seguida, reaccionó Puigdemont. En una red social le contestó con la suavidad de un edredón de plumas: «El prejuicio que expresa contra los Mossos es de primero de supremacismo español y de primero de xenofobia. ¿En qué se basa? ¿De qué datos dispone para poder hacer una afirmación tan grave como esta? ¿O es que supone que los catalanes, por el hecho de serlo, tenemos una pulsión xenófoba?».

El líder de Junts pasó del tema de la polémica a la persona, otro clásico de nuestro día a día político. Aseguró que Ione Belarra tiene un perfil de «supremacismo español» para añadir, con guante blanco, que Ione «habla de batidas racistas y durante el Gobierno en que ella era ministra hubo la matanza en Melilla. Y obviamente ni dimitió ni se plantó para saber la verdad». Donde las dan se reciben a puerta gayola, aunque supongo que ni Ione ni Carles saben lo que significa a puerta gayola.

No terminó ahí el lío entre Podemos y Junts. La pelea dialéctica refleja como un espejo cómo están los extremos de la política. Belarra, incendiada, contestó: «Podemos quiere regularización ya y derogar la ley de extranjería, no exponer a miles de personas racializadas en Cataluña a más redadas racistas».

La sorpresa saltó. Entró en la disputa ERC. Lo hizo su abad, Junqueras, en una de las pocas veces que los republicanos defienden a los de Junts. Normalmente, les encanta verlos sufrir. Recordemos a Rufián el otro día en el Congreso diciéndole con condescendencia a Míriam Nogueras que podía sonreír alguna vez. Junqueras, también en una red social, escribió: «Antes, estas cosas las decían Albert Rivera e Inés Arrimadas». Su colega de ERC, Isaac Albert, añadió desmelenado: «Cataluña es suficientemente adulta como para saber autogobernarse y tomar sus decisiones, no necesitamos que nadie nos diga cómo tenemos que hacer el trabajo. Suerte que Belarra es la progresista del Estado español». Traducido: no te metas, nosotros somos supremacistas catalanes y no necesitamos la ayuda de españoles, aunque sean progres. A Junqueras le respondió el número 1 de Podemos, alguien de su rango. Nada menos que Pablo Iglesias: «Pero ni Rivera, ni Arrimadas, ni tus nuevos socios del PSOE fueron a verte a la cárcel. Nosotros sí. Abrazo».

Luego nos extrañan los sucesos de Torre Pacheco.