
Este domingo falleció el arquitecto y urbanista portugués Nuno Portas a los 90 años. Su trayectoria e influencia fue ampliamente reconocida a nivel internacional con galardones como el Premio Sir Patrick Abercrombie, de la Unión Internacional de Arquitectos.
Nuno Portas tenía pasión por la vida y por nuestra disciplina. Desde el inicio de su actividad, la capacidad de acción transversal le permitió realizar crítica de arquitectura, publicaciones y, conjuntamente con Nuno Teotónio Pereira, unas primeras obras edificadas que se convirtieron en referentes.
A finales de los años sesenta, cuando Portugal sufría todavía la dictadura de Salazar, Nuno comenzó a difundir la arquitectura portuguesa, en especial a autores como Távora y Siza, a través de sus colaboraciones con revistas italianas y francesas, participando en círculos internacionales de referencia.
Pero su gran contribución se produjo cuando asumió, antes de los 40 años, la Secretaría de Estado de Vivienda y Urbanismo. Su trabajo previo en el campo edificatorio, en la crítica, en lo social tomó forma a través de la definición de líneas políticas que propuso en los campos de la vivienda, la rehabilitación urbana y la legislación urbanística.
Nuno confiaba como pocos en la capacidad del urbanismo para contribuir a mejorar el mundo que nos ha tocado vivir. El programa SAAL fue una muestra de ello. Se convirtió en la referencia para muchas ciudades y países a la hora de planificar barrios residenciales, mejorando las condiciones de vida de los residentes previos y dando cobijo a los que llegaban a las ciudades desde el mundo rural.
La trascendencia de sus propuestas, con una mirada transversal y con la planificación con principio rector, lo llevó a impartir docencia en Milán, Barcelona y París, además de participar en planeamientos de todo el mundo. En España, contribuyó a los procesos puestos en marcha en el Madrid de los años ochenta y, una década después, colaboraba en Santiago de Compostela con el equipo de Ánxel Viña y Juan Luis Dalda.
Su influencia en Galicia, con constantes presencias en la Escuela de Arquitectura de A Coruña o con la dirección del Congreso Internacional Ciudad Territorio y Urbanismo en Santiago de Compostela en el 2006, fue reflejo de su interés por entender todo la Eurorregión Galicia-Norte de Portugal desde una óptica conjunta, con un marcado acento europeo.
Nuno nunca dejó de confiar. Confiaba en la crítica para analizar el comportamiento humano (fue incluso crítico de cine), confiaba en la juventud para cambiar la arquitectura (a él se debe, en buena medida, el concurso Europan) y confiaba, sobre todo, en el urbanismo y la planificación para lograr que tuviésemos una mejor sociedad en la que la vivienda no fuese un problema. Continuar con esa mirada inquisitiva, crítica, curiosa y profundamente integradora es, sin duda, el mejor homenaje que podemos hacer a su memoria.